Correo de los Viernes - Lula y Pepe, ¡un solo corazón!

Lula y Pepe, ¡un solo corazón!

A punto de ser encarcelado por denuncias de corrupción, Lula hizo un acto en Santa Ana de Livramento, con la presencia de José Mujica y Rafael Correa de Ecuador. El líder brasileño fue repudiado duramente por varios manifestantes.

Lula no fue recibido solo con aplausos y vítores. Una parte de la población fronteriza repudió su presencia y hubo incidentes que pudieron terminar con heridos, ya que los manifestantes de un bando y de otro estuvieron a punto de utilizar armas de fuego. Según testimonios de la prensa unos 150 productores rurales con banderas de Brasil y con atuendos “gaúchos” se reunieron frente a la Universidad Unipampa, donde Lula inició la visita, y expresaron ruidosamente su contrariedad. “¡Ladrón, ladrón!” entonaron los opositores al ex primer mandatario, como expresión de un estado de ánimo que sin duda divide al país norteño.

Posteriormente se realizó un acto en el que Lula le pidió a Mujica que sea presidente de Uruguay nuevamente, para contar con su respaldo. Mujica, hábil declarante, no se refirió a ese tema, aunque hizo advertencias sobre el futuro. Según La Diaria Mujica dijo que los brasileños no van a tener siempre a Lula, aunque no quedó claro si se refería a su encarcelamiento o a su edad. Mujica indicó que “a las fuerzas de izquierda que los cambios no se pueden respaldar en una figura sola, porque mañana no está la figura y la lucha continúa, hay que hacer partido” agregando que “suerte que tienen a Lula, pero no lo tendrán eternamente y la lucha dura. Tienen que generar generaciones de militantes y luchadores sociales y construir colectivamente”.

Lula, Dilma –quien llegó tarde al acto pero igual habló– y el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa hicieron apreciaciones sobre la débil situación de “la izquierda” en el continente.

Ni en su discurso ni ante la prensa, Mujica se refirió a la situación judicial de Lula. No se sabe lo que piensa nuestro ex Presidente respecto a la enorme trama de corrupción develada en el país vecino, con decenas de empresarios y dirigentes políticos procesados. Tampoco se sabe –porque ningún medio de prensa se lo preguntó– que sintió al subirse a la misma tribuna con quien en pocos días iría a la cárcel por haber recibido pagos inmorales e ilegales de Odebrecht, la empresa constructora que inundó de coimas a los gobiernos latinoamericanos.