La libertad es una sola

Por Elena Grauert

Es increíble que, personas que vivieron el fracaso del socialismo real, sigan repitiendo eslóganes que no tienen ningún tipo de sustento sobre la propiedad privada y las libertades.

La ideología marxista se basó en el principio de la propiedad de los medios de producción. Desde Marx hasta el espía Vivian Trías que fue el mentor de que el Partido Socialista de la actualidad, se definiera como marxista-leninista, los mismos creyeron que el Estado debía ser el único propietario de los medios de producción y ello justificaba todo, incluso el sacrificio de la libertad y la vida de las personas que se opusieran a dicho régimen, funcionaban por medio de una dictadura, con funcionarios privilegiados.

En los tan “nefastos años 80 y 90”, que la izquierda le encanta evocar y culpar como la época que generó todos los males, lo que sí cayó en forma estrepitosa , con hambrunas, muertes y violaciones de todo tipo de derechos humanos, fueron los países que llevaron adelante y aplicaron mediante la fuerza dictaduras sanguinarias. El llamado “socialismo real”, así implotó en la URSS, Alemania Oriental , Checoslovaquia , Polonia , etc., y no como consecuencia de la guerra. Su destrucción devino por el hambre y la falta de libertad y el odio por la opresión que generó un sistema que se apropia de la vida de la gente. Es por ello que denostar la propiedad es el error más importante, dado que de ahí parten todos los males, por la propiedad no solo cayeron los sistemas comunistas, también las monarquías en Francia e incluso por estas latitudes, la gente luchó por su libertad y por poder disponer de sus bienes, generar una vida para sí y su descendencia y progresar.

Cuando el Director de OPP Álvaro García, muy suelto de cuerpo, afirma que es liberal en lo político y antiliberal en lo económico, es una contradicción imposible de sostener filosóficamente, dado que los liberalismos y el respeto por los derechos es un todo o de lo contrario es inviable.

Lo peor que los gobiernos del Frente Amplio, si bien continuaron con una economía de mercado, filosóficamente denostaron la iniciativa privada, burocratizaron e intervinieron en la vida comercial, con leyes como las de inclusión financiera o la de lavado, que han entorpecido y concentrado riqueza. El campo es un claro ejemplo, hoy hay más latifundios que hace diez años.

El derecho de propiedad necesariamente va unido a la libertad, al derecho a la vida, si se le inhibe a las personas el derecho a administrar y disponer de sus bienes, necesariamente ello lleva al decaimiento de los derechos políticos, dado que el antiliberalismo en lo político implica necesariamente ejercer poder confiscatorio sobre los bienes de los ciudadanos. Pero demás lleva a algo, mucho peor que es un incentivo a la formación de un empresariado “prebendario”, que funciona en complicidad con el poder. Esto fue muy claro en Brasil el famoso “lava jato”, empresas que compartían con funcionarios corruptos la administración de bienes públicos , y se distribuían obras públicas como parte del botín, que permearon toda Latinoamérica y aún seguimos sufriendo las consecuencias.

El Ministro Astori, también haciendo abuso del portal oficial de, nada menos, le presidencia de la República , salió a criticar a la oposición por sus programas económicos, nuevamente haciendo referencia a las bondades de su gobierno, lo cual, además de no ser cierto, lo que primero demuestra es el abuso que la izquierda hace del poder, con sus mayorías que inhiben cualquier investigación y que en muchos casos han incentivado la judicialización de la política , dado la negativa a investigar y la poca transparencia. Pero su conducta justamente demuestra lo que no se debe hacer, que es el abuso de utilizar bienes públicos con fines particulares, en este caso claramente proselitista.

El mercado y el estado funcionan en forma simbiótica, dado que el fin es lograr libertad con equidad y para ello los marcos jurídicos son imprescindibles. Es necesario establecer mecanismos de control e incentivos, como en casos del medio ambiente, la educación, la protección a los menores, la seguridad, e incluso las áreas comerciales que en Uruguay algunas funcionan en competencia como las telecomunicaciones o el mercado de seguros. Pero todo ello debe ser respetando al otro en un plano de igualdad entre Estado y ciudadano. Pero además comprendiendo a cabalidad que el Estado está al servicio de la persona y por tanto todas sus acciones deben estar regladas y perseguir ese fin de justicia, que es preocuparse por la mejor calidad de vida de la gente.

Por tanto, la discusión hoy en el mundo no es más o menos Estado, sino la forma de lograr equilibrios, respeto, solidaridad y humanismo, y deber de servicio en toda la toma de decisiones, eso es el batllismo y eso pregonamos a lo largo de toda nuestra historia.




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