Correo de los Viernes - La economía que se viene

La economía que se viene

Vázquez recibió el país con un déficit fiscal equivalente al 3,3% del PIB y una inflación de 7,43% anual a febrero de 2015. En ese plano, se comprometió a reducir paulatinamente el déficit de las cuentas públicas, que se mantendría este año en el mismo nivel, y en relación a la inflación, prometió llevarla a un rango entre 3% y 7% acumulativo anual en un lapso de 18 meses.

En lo que refiere a la inflación, se trazó una meta relativamente cómoda: el IPC de febrero es el más bajo de los últimos cuatro años y si se mantiene una política monetaria relativamente restrictiva, sumado a una política fiscal que apunte a ir logrando el equilibrio fiscal, no debería ser imposible alcanzar ese rango meta. El punto crítico es el fiscal. ¿Cómo eliminar el déficit cuando, al mismo tiempo, el Presidente anunica importantes incrementos de gasto pero no cuenta qué va a recortar, salvo un mayor control sobre las inversiones de las empresas públicas?

Por ejemplo, el futuro Sistema Nacional de Cuidados, una vez que se encuentre en pleno funcionamiento, supondrá alrededor de U$S 240 millones al año. Se promete triplicar la inversión en ciencia, tecnología e innovación e implementar un plan de infraestructura para atender rutas, vías férreas y puertos. A ello sumémosle las acciones anunciadas —aunque con cierto grado de generalidad— en las áreas de la educación y la salud que, como es lógico, van a tener un costo. Habrá cierto costo fiscal luego de que se apruebe el nuevo método de cálculo del IRPF, aunque aumentará la recaudación del Impuesto a Primaria cuando se vote la eliminación de la exoneración de ese impuesto a los campos mayores a 300 hás.

El proyecto de Presupuesto que el Poder Ejecutivo presente dará la pauta, en buena medida, acerca de cómo se piensa eliminar el déficit y, a un tiempo, llevar a cabo robustas políticas activas en un tiempo en que ya no habrá tasas de crecimiento asiáticas como las de los diez años anteriores. Será la prueba del 9 en lo que refiere a la seriedad no sólo de la conducción económica sino del conjunto del gobierno.