José Pedro Varela estaría orgulloso

Por Marcela Pérez Pascual

Desde el viernes 13 de marzo la vida de los uruguayos cambió y me animaría a decir que para siempre. Desde ese día hacemos frente a una situación inédita que afecta al mundo entero y que llevó a que cambiáramos por completo nuestro modo de vida.

Mucho se ha hablado del gran trabajo que viene haciendo todo el gobierno en sus distintos niveles y vaya para sus integrantes nuestro reconocimiento. A su vez todas las noches los uruguayos aplaudimos al personal de la salud, verdaderos héroes por estar en la primera línea atendiendo a todos los afectados por el COVID-19 y arriesgándose a diario a contraer ellos el virus.

Pero hoy quiero resaltar y reconocer el trabajo que vienen haciendo desde el lunes 16 todos los docentes e instituciones educativas de nuestro país.

De un día para el otro se vieron en la necesidad de adaptarse y encontrar las soluciones necesarias para que los alumnos continuaran recibiendo conocimientos de manera de no atrasarse tanto en el año escolar. Y a su vez buscaron mecanismos para que los educandos continúen en contacto con sus docentes y así mantener vivo el vínculo entre ellos, el cual es imprescindible a la hora de aprender.

En otros países la educación a distancia es algo a lo cual están más acostumbrados, como por ejemplo en Estados Unidos y varias naciones de Europa. Para ellos es algo cotidiano y habitual. Debemos reconocer que en Uruguay la educación a distancia no es una realidad. Más allá de alguna plataforma que se utilizaba para enviar tareas o para mirar contenido, había poco y nada al respecto. Por lo que las instituciones, los docentes, los alumnos y los padres, de un día para otro, se vieron frente a una realidad totalmente distinta a la cual debieron adaptarse a la fuerza.

Si bien muchos docentes manejaban las herramientas informáticas con destreza, otros no. Pero ninguno dudó en ponerse al día para así poder llegar a sus alumnos. Todos dieron y dan su máximo esfuerzo porque, al igual que lo hacen en el salón de clase, siempre están dispuestos a darlo todo por sus alumnos.

Hoy en día los docentes trabajan y dedican no sólo las mismas horas que hacían antes de comenzar toda esta situación crítica, sino que varias más. El planificar las tareas a enviar a sus alumnos vía web, mail o plataformas educativas implica mucho más trabajo y una mayor dedicación que la planificación para dar clases en un aula. Una cosa es planificar sabiendo que el docente va a estar presente como mediador y otra cosa es planificar una actividad en la cual el alumno va a estar sólo o a lo sumo con un padre o adulto que pueda ayudarlo. Lo que los padres pueden hacer es colaborar leyendo las instrucciones pero no cuentan con los conocimientos que sí tienen los docentes. A su vez deben ser tareas atractivas, variadas y motivantes ya que el alumno las va a realizar sólo y no de a dos o en equipos como sí se puede hacer en el salón de clase. Y no olvidemos que el clima que se genera en un salón es único y eso es imposible de remplazar. A su vez los docentes están en permanente contacto con las familias y las instituciones educativas a través de whatsapp y el correo electrónico lo cual implica una disponibilidad mucho mayor a la que se tenía antes.

También debemos resaltar el apoyo y respaldo de las familias que en sus hogares acompañan a sus hijos en el aprendizaje. El no contar con la instancia del salón de clase, y sobre todo en los niveles más bajos, implica una mayor presencia del adulto, cosa que cuando los niños asistían al salón de clase no sucedía.

Y el otro elemento a destacar es el apoyo que han tenido los docentes por parte de las instituciones educativas las cuales han hecho un gran esfuerzo por apoyarlos de la mejor manera posible tratando de facilitarles recursos, manteniendo el contacto y demostrando que están ahí para ellos, que es un equipo y no están solos.

Claro está que todos estamos haciendo esfuerzos y sacrificios frente a esta pandemia. El gobierno, los médicos, las instituciones educativas, los padres, los alumnos y los docentes. Como se viene diciendo, de esta salimos entre todos.

Una vez más comprobamos que si bien el centro de nuestro sistema educativo es y será siempre el alumno, la herramienta fundamental y sine qua non son los docentes. Esperemos que todo lo que estamos viviendo ayude a darle a la figura del docente el verdadero valor, respeto y jerarquía que tiene en la sociedad. Un rol sin duda fundamental.




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