Correo de los Viernes - Ganadería de carne - Cuando la demagogia domina el discurso.

Ganadería de carne - Cuando la demagogia domina el discurso.

Por Tomás Laguna

El ejercicio de la demagogia no está supeditado únicamente a los políticos. Esta práctica se aprovecha de la condición de vulnerabilidad del hombre masa frente a sucesos que condicionan su vida pero que no alcanza a comprender o sobre los que no puede incidir. Mediante la retórica, se manipula la información para finalmente hacerlo sentir víctima de manejos perversos por parte de poderes económicos de los que no participa. El discurso de la izquierda apela recurrentemente a estas prácticas, las que constituyen su gran palanca de empoderamiento en la sociedad. Pero el ejercicio de la demagogia no solo es cosa de los políticos.

Desde hace aproximadamente un año se reinstaló en la agenda ganadera el manido tema de posibles contubernios de la industria frigorífica para manejar los precios que pagan por la hacienda que reciben. Todavía vigente la discusión sobre la forma de pago del ganado por parte de la industria y la incidencia del “dressing” en el precio final, ocurrió que desde la primavera pasada y hasta entrado el otoño siguiente, el precio pagado por el novillo gordo no acompañó el valor de la res una vez industrializada y colocada en los distintos mercados (valor estimado e informado mensualmente por INAC). Peor aún, la faena de vacas, la categoría más sensible en el negocio del ganadero criador, bajó significativamente y con ella el precio al productor. Estas situaciones de enfrentamiento producción - industria no son nuevas en la histórica relación de desconfianza que los ha caracterizado. Todo derivó en airados reclamos de los ruralistas, al punto de proponer la intervención de INAC fijando indicadores o precios de referencia para la hacienda.

Por aquellos meses se hizo público el resultado de un estudio técnico de la Comisión de Defensa de la Competencia, organismo dependiente del Ministerio de Economía y Finanzas, sobre la posible concentración de la industria frigorífica. El estudio concluyó que “... no fue posible concluir la existencia de conductas contrarias a la libre competencia por parte de las empresas frigoríficas en el mercado de faena, así como no surgen indicios que ameriten, en la instancia, continuar las actuaciones”. Finalmente resuelve disponer el archivo, lo que en buen romance significa que no tiene sentido continuar con el tema. Estas actuaciones no fueron aceptadas en el seno de la Federación Rural aduciendo que los técnicos del MEF no disponían de información suficiente y que en el futuro la gremial se las iba a aportar......

En simultáneo, tanto el senador Agazzi como el presidente de INAC insistían con incluir en la fijación de indicadores o precios de referencia al negocio intra ganadero dónde el criador vende sus terneros al invernador. El senador Agazzi argumentó que el criador (generalmente productores chicos, a lo sumo medianos) no debe estar sujeto a los vaivenes del mercado y hay que garantizarle la debida participación en el valor final del producto. En este caso el malo de la película, el que se aprovecha de una supuesta condición dominante, resulta ser el invernador, ya no la industria. Deberían saber, tanto el Dr. Fratti como el Ing. Agazzi, que el traslado de precios entre el gordo y la reposición es aún mayor que entre industria e invernada, por la sencilla razón de que es un mercado mucho más transparente. La demagogia cambia de víctimas y de victimarios.

Pero “hay más noticias para este boletín”. A partir de una planta frigorífica ubicada en Pando cuya empresa dio quiebra, financiación del FONDES mediante, se generó un movimiento para instalar un frigorífico cooperativo integrando a obreros y productores en la gestión del mismo. Ya se ha convocado a una reunión en CONAPROLE para analizar la viabilidad de este emprendimiento a la luz de los sucesos de la cooperativa lechera. Ya que no prosperó la reconstrucción de un Frigorífico Nacional en manos del Estado, hagamos uno cooperativo. Estamos ante la simpleza de extrapolar experiencias exitosas, lo que suele ser el comienzo de un gran fracaso...

Los dirigentes gremiales que agitan el ambiente denunciando posibles complots de la industria frigorífica conocen pero prefieren ignorar no solo el último informe de la Comisión de Defensa de la Competencia, sino varios anteriores caso del encargado en el año 2009 por el MEF dónde se arribó a similares conclusiones: sin ser un mercado perfecto no hay indicadores que determinen abuso de posición dominante. También conocen pero prefieren ignorar que existe una muy alta correlación a lo largo de los años (mayor al 90%) entre los valores pagados por la industria al productor y el valor de la res industrializada y comercializada (Novillo Tipo de INAC). Finalmente quienes abrazan la peregrina idea de un frigorífico cooperativo olvidan el rotundo fracaso de Central Cooperativa de Carnes, emprendimiento frigorífico que arrastró consigo el patrimonio de varios productores que apostaron al mismo. O el PUL, que si bien mantuvo sus niveles de competitividad debió ser vendido a capitales brasileños. Salvo que estén pensando en un ALUR para la carne...

Existe una sola razón o argumento para dar credibilidad y confianza a los mercados de hacienda: la defensa a ultranza de la exportación de ganado en pié para todas las categorías. Todas las demás discusiones son pérdida de tiempo solo explicable a partir del ejercicio de la demagogia.