Correo de los Viernes - El pueblo enfrentado a la delincuencia

El pueblo enfrentado a la delincuencia

Por Jorge Bentos

Mientras Uruguay continúa jaqueado por una delincuencia organizada y un gobierno inoperante y ajeno al mal que nos ha generado, nuestro Partido se ha puesto de pie nuevamente para salvar al pueblo, como tantas y tantas veces en el pasado lejano o cercano. Siempre fuimos como divisa la esperanza de un país tranquilo y en paz.

Hoy más que nunca debemos seguir hablando casa por casa, como ya se viene haciendo, para generar una nueva política, ya que bajo el gobierno del Frente Amplio todos vemos —ya sin “orejeras de burro”— el desastre de su pésima gestión.

Mientras que alguno se jacta de que la inseguridad “no mueve el termómetro de las próximas elecciones”, quien escribe está en plena discrepancia con estos dichos.

Los uruguayos siempre hemos apostado a la paz, paz que hoy no tenemos y estamos en una defensa personal de la misma en cada hogar. Los uruguayos caíamos en el pasado reciente por las balas del terrorismo, hoy se está bajo las balas de los delincuentes, y si no caemos por las municiones, caemos por el temor e inseguridad reinantes, condimentado todo con los abusos de la mala gestión.

Las tristes y muy acotadas expresiones de nuestro primer mandatario son lamentables al caer otro uruguayo más a escasísimos metros de la vivienda presidencial. ¿Puede este hecho interpretarse por la población como un mensaje de las hordas que atacan a los ciudadanos de bien? Y si es así, ¿cuál es el mismo? ¿Que son impunes y que nada los detendrá? ¿Cuál ha sido la respuesta oficial? Nada por aquí y nada por allá.

Estamos cansados de las motitos sin matrículas, de las bicicletas, de la cara tapadas, de las capuchas para no ser identificados, de no poder salir en la noche, de no poder circular libres y en paz. Se diga o no, estamos en el comienzo de una guerra contra una nueva guerrilla generada por las bandas de drogas.

El Estado debe hacerse cargo de acotar y delimitar a los “ni ni” y éstos deben ser objetos de estudio y control. No existe la tan mentada ecuación pobreza y delincuencia; no es cierto, ser pobre es una cosa y ser delincuente es otra muy distinta. El Frente Amplio se vanagloria que todo pasa y ocurre porque los delincuentes son pobres y que todo hay que darles. Basta de esos execrables que mantenemos por orden de un gobierno izquierdista de poca monta.

Basta de jóvenes drogadictos y jóvenes sin trabajo o sin estudio, basta de estar sin hacer nada en las plazas, ramblas o paseos públicos a altas horas de la madrugada. Quizás y sin quizás para cambiar el rumbo debemos ver el ejemplo de Islandia, cuyo gobierno declaró toque de queda a los jóvenes que están sin hacer nada en horas de la noche, debiendo quedarse en sus hogares. Algo similar habrá que hacer porque no puede ser que ellos estén al mando de las ciudades de nuestro país, para luego en el día dormir donde quieran, abarrotando el paso peatonal.

No es quien escribe ni más ni menos que otra persona, pero sí tengo —al igual que mis conciudadanos— el derecho de circular libre y seguro bajo protección del Estado; hoy parecería que estamos bajo el mando de anarquistas y drogadictos.

El gobierno frenteamplista debe hacerse responsable sí o sí, basta de medias tintas, se debe reconocer que estamos bajo fuego y las personas de bien están desarmadas. El gobierno debe salir a la calle a enfrentar con dureza y sin doble discurso a la delincuencia; deben ya dejar de pensar cuántos votos se pierden si se combate a los delincuentes: el pueblo está desamparado. O como dijo un gobernante frenteamplista en el departamento de Canelones: “Son ellos o nosotros”. Llegó el momento de tomar cabal conciencia de esa afirmación.