El merecido homenaje a Santiago Chalar

Al cumplirse 80 años del nacimiento de Carlos Paravís, médico y músico popular –conocido por su nombre artístico de Santiago Chalar– sus familiares le organizaron un merecido reconocimiento.

Previsto primero para el 7 de mayo y postergado por una insensible resolución de Adeom, que paró todos los servicios justo ese día, se llevó a cabo el martes pasado en el Teatro Solís un emotivo homenaje a Carlos Paravís, quien, fallecido muy joven, estaría cumpliendo en estos días sus ochenta años.

Paravís tuvo una vida breve y generosa. Médico y cantor popular, de tono e interpretación inigualable, fue ícono por su voz gardeliana –así la definió Washington Benavídez– y su auténtico sentido folclórico. Músico, compositor, poeta, Paravís fue además un reconocido deportista, quien jugó de joven al fútbol y al basquetbol y trabajó como médico traumatólogo en varios clubes. Para culminar la presentación de su formidable personalidad, Paravís era colorado y batllista, condición que quizás limitó su popularidad en algunos medios del “establishment” cultural, al que siempre le costó reconocer los valores de músicos o intérpretes que no adhieran a los dogmas de la izquierda.

Nacido en Montevideo, Paravís se trasladó mu jovencito a Minas, su tierra de adopción y allí inició su carrera artística, imponiendo el seudónimo de Santiago Chalar, utilizando el nombre de un amigo y el apellido de sus ancestros. Aunque su padre le advertía que no podría dedicarse a la vez a la medicina y a la música, su perseverancia e inteligencia le permitieron desarrollar ambas actividades con enorme brillo.

El organizador del homenaje, su hijo Carlos, quien también es músico, narró a la prensa que su padre grabó 20 discos, donde se incluyen canciones como “Minas y Abril”, “Gurí Pescador”, “Del templao” y “Pida Patrón”, que se ganaron un lugar en el cancionero popular uruguayo e influyeron a una camada de músicos de diferentes géneros. A su vez, Chalar era un gran intérprete de autores como Osiris Rodríguez Castillos, Ruben Lena, Eustaquio Sosa y Santos Inzarrualde.

Chalar podía actuar hasta tres horas “sin repetir poeta ni ritmo musical”. Ese interés por adoptar los diferentes estilos musicales del Río de la Plata es lo que permite que su obra sea tan versátil. “Papá podía hacer un cielito, una chamarrita, una milonga, una serranera, un tango, un gato, un candombe y una murga”, asegura. “Cuando se presentó en varias universidades de México, la gente no podía creer que un médico interpretara un repertorio tan variado”, agrega.

Paravís murió en 1994, pocos días antes de la elección de ese año. En el acto final del Partido Colorado, que se realizó en la plaza de Tres Cruces frente al monumento a Fructuoso Rivera, el candidato que ganó esa elección, Julio Sanguinetti, inició su discurso con un emotivo recuerdo de quien había sido –además de un artista formidable– su amigo y compañero político de muchos años.



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