El Grupo de Puebla: ¿se aleja el polo progresista?

Por Alvaro Valverde Urrutia

El Grupo de Puebla tiene la firme intención de volver a consolidar un nuevo polo progresista en la estremecida región latinoamericana. Luego de desarticulada la Unasur, que ya no existe, es un cadáver político, este Grupo apunta a crear otro “club de amigos ideológicos progresista”. ¿Podrá lograrlo?

Para impulsar el progresismo en sus comunicados, los integrantes del Grupo de Puebla señalan como objetivos principales 1.Que está “decidido a constituir un espacio de reflexión y de intercambio político en América Latina”; 2. Contener el “avance de la derecha conservadora”; 3. “Impedir los intereses y privilegios de una élite socioeconómica, a costillas del desarrollo de nuestros pueblos, frustrando sus posibilidades de desarrollo y bienestar social”; 4. “No dejar que se debiliten nuestra soberanía, nuestras instituciones democráticas, el Estado de Derecho, la vigencia de los Derechos Humanos y el ambiente”.

La reciente reunión del Grupo, celebrada en Buenos Aires, con el liderazgo del electo presidente argentino, Alberto Fernández, reiteró la urgente necesidad de agrupar las fuerzas progresistas ante los retos que enfrenta la región.

El presidente mexicano, López Obrador, cumpliría un papel importante, ya que aparece como un referente del progresismo en América Latina. Asimismo, Fernández tendrá un liderazgo a partir que asuma la presidencia.

También Lula será otro actor destacado del Grupo, apenas fue excarcelado ya comenzó a preparar su oposición al mandatario Bolsonaro, mientras desde la derecha brasileña quieren que regrese a prisión.

Lula tuvo un acto de injerencia en los asuntos internos de Uruguay al referirse expresamente al resultado del balotaje: "Tenemos que pedirle a Dios que Martínez gane en Uruguay".

El ex presidente Mujica estuvo presente en Buenos Aires en la cena previa a la apertura de la reunión de Puebla, pero no se quedó para los debates, ya que viajo a Brasil para visitar a Lula.

El Grupo de Puebla se refirió a una salida pacífica basada en el diálogo en Venezuela, sobre la grave crisis política, económica y social por la que atraviesa ese país; así como rechazó la invocación al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).

Los representantes del gobierno venezolano no participan del Grupo de Puebla, ya que el grupo persigue posicionarse como una instancia neutral para impedir una injerencia en dicho país.

Se ha indicado que algunos miembros del Grupo de Puebla han sido indicados como responsables de fomentar intentos desestabilizadores en las protestas en Chile y Ecuador, aunque las situaciones son distintas en cada país.

Pareciera que estas movilizaciones que tienen convulsionada a la región no serían casuales, más allá de las demandas legítimas de la población a manifestar por sus necesidades básicas insatisfechas, pero tomaron un cariz violento que estarían lideradas por movimientos de izquierda, básicamente, chavistas y castristas, que desestabilizan la región.

Esto parecería ratificar lo dicho por Maduro y Cabello que festejan que la estrategia del Foro de San Paulo y el Grupo de Puebla estarían teniendo éxito.

Para un observador desprevenido las protestas sociales podrían representar un renacer del populismo o progresismos latinoamericano, sin embargo la situación de agitación en la región, pareciera responder más a una crisis de representatividad en general de la dirigencia política, independientemente de cual sea su perfil ideológico-político.

No obstante, el balde de agua fría que significo para el Grupo la resolución de la situación de Evo Morales, en Bolivia; así como en Uruguay el Frente Amplio en el balotaje del próximo 24 de noviembre, define con el candidato Lacalle Pou y la coalición de partidos que apoyan su candidatura, que sería quien tiene la firme posibilidad de ganar.

En ese contexto, donde el populismo estaría perdiendo terreno, pareciera que el flamante presidente A. Fernández se empezaría a quedar sin aliados y su proyecto de volver a crear un polo progresivo en la región se podría alejar. El eje progresista que tenía previsto establecer con sus puntos en Argentina, Uruguay, Bolivia y Caracas, se estaría frustrando.

También, a Fernández se le complicaría su relación con los socios del Mercosur, en caso que se avance en la firma y ratificación del acuerdo con la Unión Europea, así como en las negociaciones en curso con terceros países y el nuevo gobierno argentino pusieras trabas a las mismas, podría quedar aislado del Mercosur y, al mismo tiempo, poner en riesgo el futuro del mismo.

La relación entre Fernández y Bolsonaro tiene un fuerte componente ideológico y derivación política de enfrentamiento, lo cual es contraproducente para el Mercosur y la región por el papel que a ambos les corresponde en la estrategia comercial y política regional.

La II Reunión estableció el Consejo Latinoamericano de Justicia y Democracia (Clajud) “con el objetivo de estudiar y combatir la utilización de la justicia como arma de guerra política y sus efectos devastadores en la gobernanza y la institucionalidad democrática de la región”.

El Clajud enfrentará la ofensiva desde poderes fácticos que, entre otros subterfugios, utiliza el sistema de justicia con el propósito político de atacar las experiencias progresistas de los gobiernos, sus partidos y líderes, según se manifestó.

Su misión será acompañar, observar y combatir la guerra jurídica o lawfare. Y trabajará para actuar jurídicamente en casos que son inaceptables en países donde hoy se utiliza la ley para quitar políticos.

Asimismo, crearon el Centro Marco Aurelio García, como un espacio de reflexión y elaboración de propuestas progresistas de política pública del Grupo de Puebla. “Desde este espacio, promoveremos que nuestros sueños de una patria grande, justa y soberana, se expresen en propuestas concretas que aporten al desafío de avanzar en un nuevo modelo de desarrollo”.

Por último, pareciera que el Grupo de Puebla fuere un movimiento innecesario, que se hubiera creado para reemplazar al Foro de San Pablo y que Alberto Fernández apuesta al mismo para reestablecer un escenario regional progresista como se estableció a partir de 2008.

Pero, pareciera que las condiciones no estarían dadas para revivir procesos como Unasur, Celac y otros que se han frustrado por su propia inoperancia o debilitados por su respuesta a los intereses del chavismo.El Grupo de Puebla: ¿se aleja el polo progresista?

Álvaro Valverde Urrutia
Doctor en Diplomacia

El Grupo de Puebla tiene la firme intención de volver a consolidar un nuevo polo progresista en la estremecida región latinoamericana. Luego de desarticulada la Unasur, que ya no existe, es un cadáver político, este Grupo apunta a crear otro “club de amigos ideológicos progresista”. ¿Podrá lograrlo?

Para impulsar el progresismo en sus comunicados, los integrantes del Grupo de Puebla señalan como objetivos principales 1.Que está “decidido a constituir un espacio de reflexión y de intercambio político en América Latina”; 2. Contener el “avance de la derecha conservadora”; 3. “Impedir los intereses y privilegios de una élite socioeconómica, a costillas del desarrollo de nuestros pueblos, frustrando sus posibilidades de desarrollo y bienestar social”; 4. “No dejar que se debiliten nuestra soberanía, nuestras instituciones democráticas, el Estado de Derecho, la vigencia de los Derechos Humanos y el ambiente”.

La reciente reunión del Grupo, celebrada en Buenos Aires, con el liderazgo del electo presidente argentino, Alberto Fernández, reiteró la urgente necesidad de agrupar las fuerzas progresistas ante los retos que enfrenta la región.

El presidente mexicano, López Obrador, cumpliría un papel importante, ya que aparece como un referente del progresismo en América Latina. Asimismo, Fernández tendrá un liderazgo a partir que asuma la presidencia.

También Lula será otro actor destacado del Grupo, apenas fue excarcelado ya comenzó a preparar su oposición al mandatario Bolsonaro, mientras desde la derecha brasileña quieren que regrese a prisión.

Lula tuvo un acto de injerencia en los asuntos internos de Uruguay al referirse expresamente al resultado del balotaje: "Tenemos que pedirle a Dios que Martínez gane en Uruguay".

El ex presidente Mujica estuvo presente en Buenos Aires en la cena previa a la apertura de la reunión de Puebla, pero no se quedó para los debates, ya que viajo a Brasil para visitar a Lula.

El Grupo de Puebla se refirió a una salida pacífica basada en el diálogo en Venezuela, sobre la grave crisis política, económica y social por la que atraviesa ese país; así como rechazó la invocación al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).

Los representantes del gobierno venezolano no participan del Grupo de Puebla, ya que el grupo persigue posicionarse como una instancia neutral para impedir una injerencia en dicho país.

Se ha indicado que algunos miembros del Grupo de Puebla han sido indicados como responsables de fomentar intentos desestabilizadores en las protestas en Chile y Ecuador, aunque las situaciones son distintas en cada país.

Pareciera que estas movilizaciones que tienen convulsionada a la región no serían casuales, más allá de las demandas legítimas de la población a manifestar por sus necesidades básicas insatisfechas, pero tomaron un cariz violento que estarían lideradas por movimientos de izquierda, básicamente, chavistas y castristas, que desestabilizan la región.

Esto parecería ratificar lo dicho por Maduro y Cabello que festejan que la estrategia del Foro de San Paulo y el Grupo de Puebla estarían teniendo éxito.

Para un observador desprevenido las protestas sociales podrían representar un renacer del populismo o progresismos latinoamericano, sin embargo la situación de agitación en la región, pareciera responder más a una crisis de representatividad en general de la dirigencia política, independientemente de cual sea su perfil ideológico-político.

No obstante, el balde de agua fría que significo para el Grupo la resolución de la situación de Evo Morales, en Bolivia; así como en Uruguay el Frente Amplio en el balotaje del próximo 24 de noviembre, define con el candidato Lacalle Pou y la coalición de partidos que apoyan su candidatura, que sería quien tiene la firme posibilidad de ganar.

En ese contexto, donde el populismo estaría perdiendo terreno, pareciera que el flamante presidente A. Fernández se empezaría a quedar sin aliados y su proyecto de volver a crear un polo progresivo en la región se podría alejar. El eje progresista que tenía previsto establecer con sus puntos en Argentina, Uruguay, Bolivia y Caracas, se estaría frustrando.

También, a Fernández se le complicaría su relación con los socios del Mercosur, en caso que se avance en la firma y ratificación del acuerdo con la Unión Europea, así como en las negociaciones en curso con terceros países y el nuevo gobierno argentino pusieras trabas a las mismas, podría quedar aislado del Mercosur y, al mismo tiempo, poner en riesgo el futuro del mismo.

La relación entre Fernández y Bolsonaro tiene un fuerte componente ideológico y derivación política de enfrentamiento, lo cual es contraproducente para el Mercosur y la región por el papel que a ambos les corresponde en la estrategia comercial y política regional.

La II Reunión estableció el Consejo Latinoamericano de Justicia y Democracia (Clajud) “con el objetivo de estudiar y combatir la utilización de la justicia como arma de guerra política y sus efectos devastadores en la gobernanza y la institucionalidad democrática de la región”.

El Clajud enfrentará la ofensiva desde poderes fácticos que, entre otros subterfugios, utiliza el sistema de justicia con el propósito político de atacar las experiencias progresistas de los gobiernos, sus partidos y líderes, según se manifestó.

Su misión será acompañar, observar y combatir la guerra jurídica o lawfare. Y trabajará para actuar jurídicamente en casos que son inaceptables en países donde hoy se utiliza la ley para quitar políticos.

Asimismo, crearon el Centro Marco Aurelio García, como un espacio de reflexión y elaboración de propuestas progresistas de política pública del Grupo de Puebla. “Desde este espacio, promoveremos que nuestros sueños de una patria grande, justa y soberana, se expresen en propuestas concretas que aporten al desafío de avanzar en un nuevo modelo de desarrollo”.

Por último, pareciera que el Grupo de Puebla fuere un movimiento innecesario, que se hubiera creado para reemplazar al Foro de San Pablo y que Alberto Fernández apuesta al mismo para reestablecer un escenario regional progresista como se estableció a partir de 2008.

Pero, pareciera que las condiciones no estarían dadas para revivir procesos como Unasur, Celac y otros que se han frustrado por su propia inoperancia o debilitados por su respuesta a los intereses del chavismo.



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