El Camino al Fracaso de la Concertación

Por Adolfo Castells Mendívil

Antes de empezar quiero resaltar que lo que sigue solamente representa mi pensamiento personal, sin inmiscuir a nadie más. Esto que es obvio para todas las notas firmadas, en este caso no me parece superfluo subrayarlo, dada la sensibilidad del tema.

Luis Eduardo González, responsable de CIFRA dio a conocer los resultados de su encuesta para el departamento de Montevideo. El Frente Amplio aparece con 50% de intención de voto, el Partido de la Concertación con 19% y hay 31% de indecisos.

En el FA, Daniel Martínez aparece en primer puesto, con 31%, Lucía Topolansky  con 15% y 4%  de indecisos dentro de la opción frentista. En la Concertación, Álvaro Garcé tiene el 10%, Edgardo Novick 5% y Ricardo Rachetti con 2%. Y hay otro 2% de indecisos, dentro de la Concertación.

Hoy la intención de voto hacia el Frente Amplio es mayor que la votación efectiva que obtuvo en las elecciones departamentales anteriores, en mayo de 2010. ¿Qué ha pasado, en tanto que el año anterior la Concertación tenía serias posibilidades de alzarse con la Intendencia de Montevideo?

Pues es muy sencillo e ilustrativo de lo que ocurre en todo el panorama nacional: el FA asimiló la lección, los PPTT, no. De la heladera de Sendic, el FA pasó a ignorar  uno de sus principios fundamentales de candidato único y presentó varios y de golpe le empezaron a dar prioridad a la elección montevideana.

Mientras tanto — como si quisiéramos perder— el Partido Nacional descarta un candidato que llevaba años en la cancha: Jorge Gandini y el Partido Colorado deja ir sin pena ni gloria a su candidato Ney Castillo sin voluntad de apoyarlo, pese al esfuerzo de Pedro Bordaberry.

Algunos Diputados significativos expresan afinidad con el candidato no colorado y en medio de la tormenta, otro Diputado Fernando Amado no encuentra nada mejor que seguir bombardeando la Concertación. Hay que reconocerle al Diputado Amado su coherencia: siempre sus posiciones son —consciente o no, no soy psicoanalista— funcionales al conglomerado de izquierda.

Entonces, dentro de ese panorama, ¿cómo se puede pensar en un triunfo, en Montevideo, de los partidos tradicionales unidos? ¿Cómo se puede encarar, cuando y ante la indiferencia de muchos dirigentes partidarios, hay quienes siguen hablando de “fusión” entre blancos y colorados”?

No conocemos a nadie de buena fe que, estando a favor de una concertación de políticas, de una alianza electoral, de una coordinación de acciones, haya preconizado la fusión de los partidos tradicionales. Sí lo han hecho aquellos que se han opuesto a esa concertación, coordinación o alianza de las fuerzas fundacionales, hablando de “fusión” para combatir la idea, tratando de eliminar al pichón en el nido. Porque claro está, que la fusión implica una perdida de identidad amén de otros aspectos negativos.

Y se apela al poncho y al sobretodo, al sentimentalismo de aquellos que no han realizado que el Uruguay cambió. Porque es evidente que el Frente Amplio planificó y llevó a cabo su estrategia, que consistía en identificar el objetivo: el triunfo electoral, mediante el fin de la hegemonía de los Partidos Tradicionales; y asegurarse los medios para lograrlo: unión de todos los opositores de izquierda y presentarse como una alternativa viable de poder.

Y así como no saben gobernar, son consumados técnicos en oposición y tuvieron siempre claro el objetivo final: el triunfo electoral; y a ninguno de ellos se le ocurrió jamás la paparruchada de que “no había que unirse contra nadie”.

Entonces ante la indiferencia —por decir lo menos— de la mayoría de la dirigencia de los PPTT, vemos escaparse un triunfo en Montevideo que hace unos meses era perfectamente viable y asistimos a que se rasguen las vestiduras los custodios de la identidad, cuando cada vez más en otros departamentos del interior se concerta por abajo, es decir en malas condiciones, apoyando al candidato de otro partido y no al propio cuando no tiene chance alguna de ganar.

Llegará un día que algunos dirigentes de los PPTT deberán explicar cómo es posible que luego de 5 lustros de desastrosas administraciones, el Frente Amplio pueda seguir ganando en Montevideo. Y de paso que expliquen su paupérrima comunicación con las bases, que hace que un tercio de los blancos y los colorados, en el balance final, apoyen la inexistente gestión de la presidencia de José Mujica.

Cuando suene el réquiem por la Concertación, ese sí, marcará la verdadera falta de identidad partidaria. No unirse para ganar como han pretendido algunos trasnochados.



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