De “izquierdas” y “derechas”

Por Santiago Torres

En un artículo reciente, el Vicepresidente Danilo Astori ha señalado: “Hay que enfrentar y derrotar a la intención de restauración de las fuerzas conservadoras. El proyecto de la derecha, que lidera con sus candidaturas ambos partidos tradicionales, sería un retroceso histórico en los resultados sociales y económicos alcanzados, en los derechos conquistados, en la confianza que los uruguayos y los extranjeros tienen en nuestro país”.
La psicología de matriz freudiana maneja un concepto denominado “proyección”. Se trata de un mecanismo por el cual una persona atribuye a otra una serie de virtudes o defectos que, en realidad, le son propios. En la llamada “proyección negativa”, en particular, el individuo atribuye a otra(s) persona(s) u objeto(s) aquellos sentimientos y calidades propios que no puede asumir. Creo que el caso del contador Astori es uno de proyección negativa, precisamente.
Cuando el Vicepresidente habla de “la derecha”, así en general, monstruo al que le atribuye genéricamente propósitos satánicos (indicador de algo intrínsecamente perverso), se está sacando de encima un sayo que, dentro del imaginario “de izquierda” clásico, se lo han puesto a él. Desde los sectores ubicados más hacia su izquierda dentro del FA (o sea, casi todos los que no son FLS), a grandes rasgos se lo ha identificado con los modos, estilos y propósitos de “la derecha”. Ello ocurrió a partir de la epifanía ideológica de Astori en los años 90, cuando dejó de ser un economista identificado con los clásicos postulados de la cultura de “la izquierda” uruguaya.
Años más tarde, con el acceso del Frente Amplio al gobierno y hacerse cargo de la conducción económica, la cultura del comité de base ratificó todos y cada uno de los prejuicios que tenía sobre él. Astori ya no sólo parecía “de derecha”: ¡también demostró que lo era! Allí estaba, si no, palabra por palabra, el mismo discurso de los Ministros de Economía de los gobiernos anteriores (“de derecha”) y con toda la barba: sensatez fiscal, honrar la deuda, transparentar los mercados, no afectar la competitividad, atraer la inversión privada, etc., etc. y ni una sola mención al Estado productor. ¿Qué pretendía Astori que pensaran en el comité de base? ¿Que era Lenin?
Es cierto que Astori y su orquesta sucumbieron muchas veces —demasiadas— a la presión de “la izquierda” y tuvieron que hacer concesiones importantes. Son las que están en la base de los desequilibrios que están haciéndose cada vez más visibles en nuestra economía. Esas concesiones, empero, fueron vistas desde el universo cultural del comité de base como eso: meras concesiones, despojadas de convicción verdadera, que le fueron “arrancadas” a Astori. Por ese motivo no disuadieron a “la izquierda” de que con el “astorismo” no tenían un caballo de Troya de la derecha, los empresarios, la banca, las multinacionales, el imperialismo y el resto de la constelación de monstruos. En todo caso, esa “barra” vive a Astori como parte de los sapos y culebras que habrá que seguir tragando mientras no se les logra torcer el brazo a esos poderosos factores del dominio burgués.
El contador Danilo Astori, que proviene de la cultura sectaria y fundamentalista del comité, sabe muy bien todo esto. Y ya fuere porque se siente de alguna forma culpable de verdad o por razones de naturaleza electoral (a los efectos prácticos, es irrelevante el motivo), el Vicepresidente —que no puede eludir aquella referencia cultural— intenta proyectar en la oposición las descalificaciones que le dirigen a él. Porque —esto es clave— no podemos olvidar que “la izquierda” no critica, descalifica; el otro no es un adversario en el plano de las ideas y de la política, sino un inmoral. Y eso, supongo, hace sufrir a Danilo.
Por alguna misteriosa razón —y esto va en defensa de Astori— el capitalismo prebendario, de la peor especie, el de los amigotes, que el “mujiquismo” ha impulsado en este quinquenio con descaro y sin exhibir una gota de vergüenza, no sólo no ha hecho caer al Pepe y su orquesta en desgracia en el comité sino, por el contrario, seguir integrándolo. Encima, dándose el lujo de señalar con el dedo a Astori y los suyos. Danilo: la política es injusta muchas veces.
Por último, Astori habla de candidaturas “de derecha” en la oposición. Yo que él me abstendría de etiquetar tan livianamente a los candidatos ajenos... ¿Qué fuerza política lleva como candidato a la Presidencia a un empresario multimillonario, colaboracionista de la dictadura?



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