Correo de los Viernes - Cuentos Chinos II

Cuentos Chinos II

Por Tomás Laguna

La misión del gobierno a China merece algunas reflexiones adicionales a las realizadas la semana pasada. Por entonces nos referíamos a la hemiplejia principista del sindicalismo uruguayo en cuanto a derechos de los trabajadores se refiere, acudiendo solícitos a refrendar con su presencia un acuerdo con una de las principales economías del mundo pero también con uno de los regímenes más oprobiosos en materia de derechos humanos del universo. En el ínterin fue noticia que las gremiales rurales fueron dejadas de lado al momento de integrar la comitiva oficial. Lo que no ocurrió con otras cámaras empresariales, caso de Industria, Mercantil e incluso Comercio y Servicios.

Todo muy bizarro, propio de este gobierno. Quienes representan institucionalmente los intereses de los sectores más favorecidos con un posible acuerdo de libre comercio con el gigante asiático fueron dejados de lado, mientras que quienes dicen representar los intereses de la clase obrera uruguaya, la que seguramente más riesgos corre ante la posible pérdida de empleos por la competencia desleal de una industria cuya competitividad se basa en la explotación del hombre, esos señores participaron solícitos y aplaudieron la iniciativa del Poder Ejecutivo. Lo del principio, muy bizarro...

Ahora bien, que implica para una gremial empresarial participar de una misión oficial a cualquier lado. ¿Aporta algo a la gremial o cámara empresarial? En realidad el principal interesado debería ser el propio gobierno, demostrando a su ocasional interlocutor externo que concurre apoyado por la institucionalidad de los empresarios de los distintos rubros que constituyen la fuerza productiva del país. Para la Cámara o gremial en cuestión estos viajes oficiales son un altísimo costo para actuar como cortesanos en la corte del Poder Ejecutivo, dónde la más de las veces ni siquiera los integran a la actividad oficial, salvo cuando necesitan espectadores para alguna presentación del Sr. Presidente de la República o alguno de sus ministros. Algo así como acudir para actuar de hinchada…. Y que no se confunda con las delegaciones de empresarios, las que involucran a los interesados en pactar negocios, por lo que suelen ir con una agenda pre acordada desde Cancillería, integrando rondas de negocios con sus potenciales compradores.

En definitiva, el superior gobierno le hizo un gran favor a las gremiales rurales al no invitarlas y en todo caso quién quedó desacreditado ante el medio productivo local es el mismo Poder Ejecutivo y un ministro del ramo que ha optado por alejarse de su sector, luego de un enorme esfuerzo hecho recientemente por el mismo para acercarse a las gremiales rurales.

Más allá de quienes fueron elegidos como cortesanos y quienes fueron “despechados”, la euforia que envuelve al gobierno ante un posible TLC con China, debería ser al menos relativizada como solución definitiva en cuanto a inserción internacional se refiere. Es cierto que sería un gran paso para nuestra economía agro exportadora, lo hemos sostenido y lo seguimos afirmando. Pero los acuerdos tienen su contraparte, sino no serían tales.

No en vano Corea del Sur y Japón siguen mirando de reojo hacia China, y desde ya hace varios años han comenzado a considerar una estrategia de contención económica antes que nada (pero también militar…). Parte de esa estrategia lo fue la necesidad de promover alianzas con otras naciones del Pacífico cuyo común denominador es su status democrático y republicano, integrando sus economías a través de un mega acuerdo de libre comercio que contrarreste el poder económico chino, pero no solo el poder económico y a buen entendedor pocas palabras bastan. Y así es que surgió la Alianza Trans Pacífico, demonizada en nuestro país por el poder sindical y la izquierda más troglodita e ideológicamente reaccionara. ¿Se explica ahora en algo la integración del PIT CNT a la comitiva oficialista?

Pero veamos, ¿sobre qué bases se construye el poder de la economía china? Por cierto que los 1.370 millones de habitantes son razón importante, pero no suficiente. Seguramente parte importante de la explicación de su competitividad parte de una economía centralizada y rígidamente autoritaria, dónde los costos por derechos sociales de otros países no existen, lo que explica su capacidad de inundar el mundo con productos de muy bajo costo de producción. Lo que sí es seguro es que su 2º lugar en el ranking de las economías mundiales no es posible explicarlo por su capacidad creativa y de desarrollo tecnológico. Todo lo contrario, se trata de una economía altamente dependiente de la subcontratación que estriba su poder en la capacidad de “armado” de bienes, no así de la creatividad tecnológica que los hace posibles. Y en ese rubro, creatividad, innovación, invención y propiedad intelectual a través de las patentes, el poder lo sigue teniendo Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, todas economías determinantes de la Alianza Trans Pacífico. Justamente, una vez más, la alianza económica demonizada por la izquierda vernácula.

Lo anterior no invalida el esfuerzo por lograr un acuerdo de complementación con China. Tonto sería sostener lo contrario cuando no hay en el orbe mayor demandante para nuestros principales productos de exportación. Pero si nos debe llamar a reflexión que no estamos ante la solución definitiva para nuestra inserción internacional.

La euforia del oficialismo puede explicarse en parte porque es lo más audaz que se ha intentado en materia de política exterior desde que el conglomerado de izquierdas está en el gobierno. Pero que conste que no es por ahí que nuestro país construirá una verdadera y definitiva estrategia de inserción e integración con aquella parte del mundo cuyo desarrollo no se basa en vender mucho y barato, sino en la innovación, la calidad de vida y la consolidación de estructuras institucionales que garanticen el desarrollo social en el respeto a las libertades individuales y la integración cultural.