La basura bajo la alfombra del marketing



Pasaron apenas unas semanas desde el cambio de mando en la Intendencia de Montevideo y ya empieza a quedar claro que el libreto sigue siendo el mismo. Pura pose. Mucho marketing, pocas soluciones. Esta vez, el turno fue para la basura, ese drama cotidiano que el Frente Amplio ha sido incapaz de resolver en 35 años de gobierno departamental.

El nuevo director de Desarrollo Ambiental, Leonardo Herou, apareció en conferencia de prensa con tono triunfal, como si hubiera descubierto la pólvora: cuatro “medidas rápidas” para “dar respuesta a las prioridades de los vecinos”. Nada que no se haya prometido antes. Nada que no se haya fracasado en aplicar.

Uno de los anuncios consiste en fijar un día por semana para el retiro de voluminosos. ¿De verdad eso es una novedad? ¿Alguien en la Intendencia cree que el problema es la falta de agenda previa para sacar un colchón viejo? ¿O será que siguen sin entender que el caos en la limpieza no se debe a los vecinos, sino a la desidia crónica de la gestión frenteamplista?

La IM reconoce, aunque no lo diga con esas palabras, que los basurales crecen, que los barrios están sucios y que hay puntos críticos que requieren “intervenciones sostenidas”. Lo que no reconoce —y jamás hará— es que esas montañas de residuos son el monumento diario a su fracaso. Un fracaso de décadas.

Hablan de “fortalecer la clasificación en origen” como si estuviéramos en Estocolmo y no en barrios donde ni siquiera se recolecta la basura con regularidad. Hablan de “optimizar recursos” como si no supiéramos que sobran funcionarios mal organizados, mientras faltan herramientas y planificación. Hablan de “recorrer y escuchar” cuando lo único que hacen es recorrer para la foto y escuchar lo que conviene.

El nuevo programa se llama “Nuestro barrio limpio”. La pregunta es: ¿cuándo fue limpio nuestro barrio? Porque desde el Cerro hasta Carrasco, pasando por Goes, Colón o el Cordón, la mugre está a la vista. Basta caminar dos cuadras, incluso dentro del eje turístico, para ver contenedores desbordados, restos de podas que nadie recoge, muebles tirados en la vereda, bolsas rotas con restos esparcidos por los perros.

Y lo más preocupante es que, como siempre, lo que no se resuelve con gestión, se disfraza con relato. Las mismas promesas, recicladas una y otra vez, con palabras grandilocuentes que no alcanzan para esconder la podredumbre.

La basura es un tema serio. Tiene impacto ambiental, sanitario y social. Y requiere una política seria, sostenida y eficaz. No alcanza con cambiarle el nombre al operativo de turno o con ponerle días fijos al desorden. Hace falta honestidad para reconocer los errores, coraje para enfrentar los intereses enquistados, y capacidad para resolver lo que no se ha resuelto en décadas.

Lamentablemente, en Montevideo ya sabemos cómo termina esta historia: la basura se acumula, la paciencia se agota y el relato se descompone. Como siempre...