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Los conversos
 Decían que era un atropello. Que se vulneraban derechos. Que era una “reforma neoliberal”. Que se trataba de un ajuste encubierto contra los trabajadores públicos. Eso decían cuando estaban en la oposición. Lo gritaban en las calles, lo repetían en el Parlamento, lo firmaban en comunicados. COFE marchaba, y el Frente Amplio aplaudía. Todos en bloque, indignados por el nuevo régimen de licencias médicas impulsado por la Coalición.
¿Y ahora?
Ahora gobiernan. Y, sorpresa: resulta que el sistema no era tan malo. Que no era ningún atropello. Que, de hecho, la norma aprobada es coherente con el marco constitucional y legal. Así lo dijo el propio gobierno frenteamplista, con cara de póker y sin ruborizarse.
Es de antología. Cuando eran oposición, acusaban al Presidente Lacalle Pou y al Ministro Mieres de perseguir a los funcionarios. Hoy, con la lapicera en la mano, hacen exactamente lo mismo que criticaban. Reconocen que el régimen aprobado en 2023 por la Coalición es razonable. Y no mueven un dedo para cambiarlo.
¿Y COFE? Desairado, descompuesto, dando vueltas con un documento debajo del brazo rumbo a la OIT, mientras su viejo aliado le clava el puñal. Porque no es solo un cambio de opinión: es una traición con firma y sello del Ministerio de Trabajo.
Lo mejor de todo es que no pueden alegar ignorancia. El régimen no cambió de un año a otro. No hubo una reforma de madrugada. Es exactamente el mismo que rechazaban hasta hace cinco minutos. Lo único que cambió fue su lugar en el organigrama: de la oposición al gobierno. Y con el cargo, llegó el realismo. La responsabilidad. El silencio.
Al menos, hay que reconocerles algo: por fin dijeron la verdad. Por fin admitieron que el régimen no era “una cacería de brujas”, ni “una criminalización de la enfermedad”, ni “una imposición autoritaria”. Era —y es— una norma coherente, moderna y necesaria. Lo dijimos entonces, y lo reafirmamos hoy. La diferencia es que nosotros fuimos coherentes desde el principio. Ellos no. |
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