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¿Es viable cumplir con el proceso de ratificación en el Parlamento Europeo?

Por Alvaro Valverde Urrutia

El cierre del capítulo comercial del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) marca un hito significativo, pero no es el final del camino. Este acuerdo, que excluye los capítulos de diálogo político y de cooperación, enfrenta un complejo proceso de ratificación en el Parlamento Europeo. A continuación, se analizan las implicancias de este proceso y los posibles escenarios futuros.
El pilar comercial, cerrado recientemente, regula aspectos relacionados con el acceso a mercados, aranceles, estándares técnicos y medidas de sostenibilidad aplicables al comercio y se diferencia del Acuerdo de Asociación global, ya que este incluye los pilares políticos y de cooperación, persiguiendo establecer un marco más amplio de relación entre ambas áreas de integración.
Con relación al Acuerdo de Asociación y el relativo al capítulo comercial, se presentan diferencias en el proceso de ratificación. Como hemos comentado en esta página en varias ocasiones, el pilar comercial luego de la firma de la Comisión Europea realizada el pasado 6 de diciembre en Montevideo, puede ser aprobado únicamente por el Parlamento Europeo y no requiere la ratificación de todos los parlamentos nacionales. Esto simplifica su entrada en vigor parcial o provisoria.
Mientras, el acuerdo de Asociación que incluye los pilares políticos y de cooperación, requiere la aprobación unánime de todos los parlamentos nacionales y regionales de los Estados miembros de la UE, lo que complica su implementación completa.
Aunque el pilar comercial tiene un proceso de ratificación parlamentaria menos complejo, no está exento de desafíos, retos y perspectivas. La aprobación del acuerdo entre el Mercosur y la UE en el Parlamento Europeo requiere una mayoría cualificada, lo que implica al menos el 55% de los Estados miembros que representen el 65% de la población de la UE. 
En la actualidad, las posiciones están divididas: Francia, Irlanda y Austria mantienen reservas debido a preocupaciones ambientales y agrícolas, mientras que países como Alemania, España y Portugal apoyan el acuerdo. Todavía no se alcanza una mayoría definitiva, ya que falta convencer a algunos países críticos para garantizar el respaldo necesario.
Los países mencionados que aún mantienen reservas significativas sobre el acuerdo entre Mercosur y la UE se deben, principalmente, debido a preocupaciones relacionadas con el impacto ambiental y la competencia en el sector agrícola. Italia y Bélgica también han expresado dudas en algunos sectores, aunque sus posiciones son más matizadas. Convencer a estos países será fundamental para lograr la mayoría cualificada necesaria en el Parlamento Europeo.
En general, los países de Europa del Este, como Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia, no han sido los más expresivos en la oposición al acuerdo Mercosur-UE. Sin embargo, sus posturas pueden depender de los beneficios específicos para sus sectores agrícolas y comerciales, así como de las implicancias ambientales. Aunque no están liderando el rechazo como Francia o Irlanda, algunos podrían alinearse con las preocupaciones de estos países si ven un impacto negativo en sus industrias locales o en el contexto ambiental de la UE.
En suma, la mayoría cualificada necesaria para aprobar el acuerdo Mercosur-UE se puede dificultar debido a las posiciones divididas en Europa. Aunque países como Alemania, España y Portugal apoyan el acuerdo, otros como Francia, Irlanda y Austria mantienen reservas significativas. Además, los países de Europa del Este, aunque no lideran la oposición, podrían inclinarse hacia una postura crítica si consideran que sus intereses agrícolas o ambientales se ven afectados. Estas dinámicas hacen que alcanzar el consenso requerido sea un desafío considerable.
Si bien el acuerdo incluye un componente comercial independiente, su entrada en vigor depende de la aprobación por mayoría cualificada en el Parlamento Europeo. Sin esta mayoría, no es posible aplicar solo la parte comercial del acuerdo, ya que se trata de un tratado mixto. Si algunos países no lo ratifican, el acuerdo no beneficiaría a esos Estados, pero tampoco podría implementarse completamente en otros, según las normas actuales de la UE.
Si no se logra la mayoría cualificada en el Parlamento Europeo, el acuerdo entre Mercosur y la UE no puede entrar en vigor. La aprobación parlamentaria es un requisito esencial en el proceso de ratificación, ya que garantiza que el acuerdo cuenta con el respaldo político necesario para su implementación. Sin este aval, el mismo no podría ser aplicado, salvo que se negocie una modificación o adopción parcial que no requiera ese nivel de consenso, aunque sería una solución inusual y compleja.
En el caso de la primera ministra italiana Giorgia Meloni condiciona el apoyo de su país al acuerdo Mercosur-UE y reclama por compensaciones a los agricultores italianos, como condición sine qua non para ratificar.
Durante una intervención en el Senado, previo al próximo Consejo Europeo, advirtió que Italia no apoyará el acuerdo, si la Comisión no define un sistema de compensaciones para los agricultores europeos con las organizaciones del sector.
Respecto a las preocupaciones medioambientales, la deforestación en la Amazonia y las políticas medioambientales de Brasil son puntos sensibles. Eurodiputados de países como Francia, Alemania e Irlanda han exigido compromisos más estrictos en sostenibilidad como condición para aprobar el acuerdo.
Existe el riesgo de que grupos ambientalistas y partidos verdes influyan para bloquear el acuerdo, argumentando que favorece la expansión de actividades que dañan el medio ambiente. En ese sentido, la mayoría cualificada, corre ese riesgo, en virtud de las diferentes posturas en los países europeos.
Las presiones políticas y comerciales al interior de la UE, en los sectores agrícolas, particularmente en Francia e Irlanda, temen la competencia de productos más baratos provenientes del Mercosur, como carne y azúcar. Esto podría movilizar a parlamentarios para frenar la ratificación.
En contrapartida, países como Alemania y España, con intereses en mercados emergentes, apoyan el acuerdo debido a sus beneficios potenciales para la industria automotriz y tecnológica.
También, el acuerdo presenta desafíos de gobernanza regional en el Mercosur, ya que las diferencias internas entre los países miembros sobre la implementación del acuerdo podrían ser utilizadas como argumento en el Parlamento Europeo para cuestionar la solidez del Mercosur.
Por ejemplo, posturas más flexibles de Uruguay y Paraguay podrían contrastar con tensiones políticas en Brasil o debates internos en Argentina sobre la apertura comercial.
Dentro de los posibles escenarios para obtener ratificación del capítulo comercial, se debe considerar, en especial: por un lado, el impacto inmediato para la entrada en vigor provisional de dicho pilar, lo que permitiría beneficios inmediatos en la reducción de aranceles y aumento de exportaciones. Y, por otro, las condicionantes, ya que es probable que la UE exija un monitoreo estricto de compromisos medioambientales y laborales como parte del acuerdo.
Las posibles demoras en la ratificación, estarían dadas si el Parlamento Europeo condiciona la ratificación a la inclusión de compromisos adicionales en sostenibilidad, el proceso podría retrasarse varios años. Esto podría generar incertidumbre en el Mercosur y desincentivar inversiones anticipadas en sectores exportadores.
En caso de que produjera un veto parcial o rechazo del capítulo comercial, aunque pareciera poco probable, un rechazo del pilar comercial enviaría un mensaje negativo sobre la capacidad del Mercosur y la UE para negociar acuerdos significativos. Además, podría fortalecer movimientos proteccionistas en ambas regiones.
¿Cuáles serían las posibles consecuencias para el Mercosur y la UE? Para el Mercosur la entrada en vigor del pilar comercial permitiría mejorar su inserción en terceros mercados, especialmente en la UE, pero un rechazo o demora afectaría la credibilidad del Mercosur como socio comercial confiable. También, la falta de avances en los pilares político y de cooperación podría limitar el alcance del acuerdo y su impacto estratégico en el desarrollo regional.
Para la UE un eventual retraso o rechazo podría erosionar su influencia no sólo en el Mercosur, sino en América Latina, dejando espacio a otros actores como China. También podría reflejar divisiones internas en su política comercial, lo que afectaría futuras negociaciones globales.
En suma, el cierre del capítulo comercial del acuerdo Mercosur-UE es un logro significativo, pero representa solo el inicio de un complejo proceso de ratificación. Mientras el Parlamento Europeo evalúa sus méritos y desafíos, las presiones ambientales, económicas y políticas serán determinantes.
Para los países del Mercosur, aprovechar esta oportunidad requiere un esfuerzo concertado para garantizar la implementación de los compromisos asumidos y avanzar en los capítulos pendientes. La capacidad de ambas partes para superar estas barreras será fundamental para consolidar un acuerdo que podría redefinir sus relaciones comerciales y estratégicas a largo plazo.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.