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Caja de pandora: condenan a exsecretaría de Bonomi por uso indebido del Hospital Policial
La reciente sentencia judicial que condena a la exsecretaria del extinto Bonomi por haberse atendido de manera ilegal en el Hospital Policial, es una confirmación de lo que ya sabíamos: durante los gobiernos del Frente Amplio, el Ministerio del Interior funcionaba como una zona gris donde las normas eran opcionales para quienes detentaban el poder. Lo grave no es solo el uso indebido de recursos, sino el cinismo con que estas acciones se justificaron durante años.
La decisión de la jueza de Paz Ana Claudia Galván, que obliga a la dirigente política a pagar más de 110.000 pesos por los servicios médicos recibidos sin derecho alguno, es lapidaria. Confirma que en el Hospital Policial no se pueden atender civiles, algo que fue sistemáticamente ignorado por aquellos que debían dar el ejemplo. Se nos ha recordado lo que ya era un clamor popular: el abuso de poder era moneda corriente en el Ministerio del Interior bajo la dirección del Frente Amplio.
Sin embargo, este fallo no es el cierre del caso. No podemos olvidar que figuras prominentes del frentismo, como el senador Charles Carrera y la diputada Susana Pereyra, siguen bajo la lupa por hechos similares. Carrera hizo atender a su expareja en el Hospital Policial, inventándole un cargo para justificar los servicios, mientras que Pereyra, la viuda de Bonomi, también se benefició de la atención médica sin estar autorizada, todo por “orden superior”. Ambos, lejos de asumir la responsabilidad, siguen en sus despachos sin asomo alguno de vergüenza.
Aquí es donde entra la comparación obligada con la administración actual. Cuando Luis Calabria y Santiago González, dos exjerarcas del actual Ministerio del Interior, cometieron errores similares renunciaron por voluntad propia. No se escudaron en excusas ni inventaron cargos ficticios. Simplemente, aceptaron su responsabilidad y dieron un paso al costado, demostrando que, al menos en esta administración, hay quienes entienden el valor de la ética en la función pública.
El Frente Amplio, por el contrario, ha sido incapaz de limpiar su nombre en esta cuestión. Lejos de asumir los errores, sus principales figuras se han refugiado en sus cargos, tratando de minimizar el impacto de lo que son claras violaciones a la normativa y a la ética. La sentencia que ahora recae sobre la exsecretaria de Bonomi es, sin duda, una señal positiva. Pero esto no debe detenerse aquí. Con Carrera y Pereyra, la investigación debe seguir su curso. Es hora de que rindan cuentas y de que se haga justicia. |
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