Por Jorge Ciasullo
"Todas las personas son iguales ante la ley, no reconociéndose otra distinción entre ellas sino la de los talentos o las virtudes" (Constitución de la República, artículo 8).
El lunes de la semana pasada, la Comisión de Derechos Humanos y Equidad de Género, aprobó el proyecto de Ley de Paridad, que es impulsado por la senadora nacionalista Gloria Rodríguez.
La senadora Gloria Rodríguez aseguró que se trata de un proyecto "sin color político" y por el que espera contar con "el apoyo de todos" en la votación.
En su intervención la senadora expresó: "los derechos no tienen color político".
En nuestro país desde hace muchos años rige el derecho a voto universal, esto es que el voto no tiene color ni condición alguna.
En efecto, el 3 de julio de 1927, en plebiscito para decidir la jurisdicción de Cerro Chato, se registró por primera vez el ejercicio del derecho al voto de la mujer, tanto en nuestro país como en Sudamérica.
En feliz coincidencia, la primera mujer en reivindicar su derecho al voto fue Rita Ribeira, inmigrante brasileña, afrodescendiente de 90 años de edad.
Afortunadamente, es muy importante hoy la participación femenina en política y en cargos ejecutivos, participación que han logrado en base a sus conocimientos y méritos.
En todos los aspectos de la vida política y cultural en la historia del Uruguay, ha habido y han sido reconocidas mujeres extraordinarias.
Con el riesgo de cometer injusticia, recordemos algunas: las hermanas Luisi, Cándida Díaz de Saravia, Laura Gandolfo, Bernardina Fragoso de Rivera Juan de Ibarburu, etc.
Hoy, una mujer es vicepresidente de la República, otra integra, por su extraordinaria capacidad, el Ministerio de Economía.
Así, en todas las secretarías de estado y en los entes autónomos, hay mujeres en funciones ejecutivas, tendencia que sin duda continuará.