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Balance positivo, silencio incómodo: los agoreros del desastre se quedaron sin relato

Cerraron los balances de las empresas públicas más grandes del país, y los resultados no podrían ser más elocuentes. Antel y UTE terminaron el 2024 con ganancias millonarias, con aportes significativos a Rentas Generales y con niveles de eficiencia y modernización que dejan sin palabras —aunque nunca sin excusas— a los profetas del apocalipsis estatal, que durante cinco años vaticinaron un “desmantelamiento” de las empresas públicas bajo el gobierno de la Coalición.
Recordemos: desde el primer día, desde el mismo instante en que Luis Lacalle Pou asumió la presidencia, el Frente Amplio montó una narrativa de alarma: venía la “privatización encubierta”, la “entrega al capital”, el “vaciamiento” de los entes. Las proclamas sindicales y partidarias anunciaban poco menos que la muerte del Estado. Pero llegó 2024 y, con los balances en la mano, la verdad se impuso, otro vez…
Antel cerró el año con ganancias netas por más de 219 millones de dólares. Nada mal para una empresa que, según los relatos del Frente, iba rumbo al despeñadero por haber apostado a la portabilidad numérica, liberalizar servicios y abrirse a la competencia. ¿Se acuerdan de cuando decían que “la portabilidad va a fundir a Antel”? Hoy no solo conserva el liderazgo del mercado con el 49% de las líneas móviles, sino que logró hacerlo con menos funcionarios que en 2023, mayor facturación y crecimiento sostenido en servicios de datos.
¿El resultado? 171 millones de dólares volcaron a Rentas Generales, mientras que se mantuvo un ritmo de inversiones sólido, incluyendo la eliminación casi total del obsoleto sistema de cobre y la expansión de la red 5G. ¿Y qué hizo el nuevo presidente frentista de Antel al asumir? Reconocer, sin rodeos, que hay una “acumulación positiva de transformaciones”. Silencio en la barra, por favor.
Por su parte, UTE fue una estrella aún más brillante en este cierre de ciclo: 315 millones de dólares de ganancia, con exportaciones de energía por 134 millones —sextuplicando el monto del año anterior—, y una reducción histórica en pérdidas técnicas, que bajaron del 18,3% en 2020 al 13,9% en 2024. Esos puntos recuperados equivalen a decenas de millones en ingresos adicionales. ¿Y cómo se logró eso? Con inteligencia artificial, con planificación y con un enfoque riguroso en la eficiencia.
Pero también con justicia social, porque el famoso “bono social” de UTE, que otorga hasta un 90% de descuento en la tarifa eléctrica para casi 190.000 hogares vulnerables, fue fortalecido y amplificado por esta administración, con más de 80 millones de dólares asignados en 2024. Es decir: eficiencia con rostro humano. ¿No era que la Coalición no tenía sensibilidad social?
A esto hay que agregarle un dato no menor: los aportes combinados de Antel y UTE a Rentas Generales alcanzaron los 341 millones de dólares, una cifra que ayuda a financiar programas sociales, infraestructura y servicios básicos en todo el país.
¿Y qué pasó con los agoreros del desastre? Callaron. Hoy gobiernan de nuevo, y aunque ya empezaron a desandar algunos caminos, se encontraron con empresas saneadas, eficientes y competitivas. Heredaron entes públicos rentables. No hay más excusas.
En fin, de momento, los profetas del caos tendrán que guardar sus carteles, porque la realidad les pasó por arriba. Y no con discursos, sino con resultados…
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