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Las verdades sobre la mal llamada "toma Pando" que el MLN-T festeja todos los años

Como cada 8 de octubre, el MLN-T, que hoy integra el FA a través del MPP, conmemora la mal llamada "toma de Pando". Una acción armada, de no más de 20 minutos, que le costó la vida a cinco personas. ¿Qué es lo que festejan los tupamaros en su acto de hoy? ¿La muerte de un civil inocente, la de un policía o la de sus propios compañeros?

Como todos los años, esta tarde-noche el MLN-T conmemora la toma de pando y homenajea al "Che" con un acto en su local de la calle Tristán Narvaja en Montevideo. "En defensa de nuestros derechos, las empresas públicas y enfrentando a este proyecto neoliberal en las calles y organizados...Habrá patria para todas y todos", agrega este año el video promocional que se encuentra disponible en línea.

Presentada por los tupamaros como un episodio heroico, la tristemente famosa "toma de Pando" no fue ni remotamente una "toma". Siendo estrictos, se trató de una acción armada por la que un centenar de guerrilleros ocuparon durante unos pocos minutos algunas dependencias públicas y privadas de la pequeña y desprotegida ciudad de Pando.

En el libro Historias Tupamaras, del periodista Leonardo Haberkorn, el ex tupamaro Aníbal De Lucía lo confirma en estos términos: "[...] cuando vos tomás un pueblo de verdad, te quedás con todo el pueblo, cerrás la entrada y lo mantenés una hora, dos horas, tres horas, lo que te dé la nafta. Pero lo que hicimos nosotros no fue tomar Pando. Tomar Pando es quedarse con Pando, aunque sea por quince minutos. Pero lo que ocurrió fue mucho menos que eso".

La acción comenzó pasado el mediodía del miércoles 8 de octubre de 1969, hace exactamente 52 años. Un primer comando copó la comisaría, otro hizo lo propio con la central telefónica de la ciudad y los últimos lo hicieron con las sucursales de los bancos República, Pan de Azúcar y Caja Obrera. En las instituciones financieras, los guerrilleros se hicieron de un "botín" de casi medio millón de dólares, de los que finalmente se recuperaron aproximadamente 150 mil.

Tras concretar el robo, los guerrilleros intentaron huir en una carroza fúnebre -simulando un cortejo. No obstante, la Policía los interceptó de inmediato y tras un intercambio de disparos, iniciado por los tupamaros, cayó herido el Sargento Enrique Fernández Díaz -falleció 11 días después a causa de las múltiples lesiones sufridas- y fueron abatidos tres jóvenes tupamaros: Alfredo Cultelli, Jorge Salerno y Ricardo Zabalza -hermano del también guerrillero Jorge Zabalza e hijo del ex consejero de gobierno blanco Pedro Zabalza.

Un civil, totalmente ajeno a la acción criminal de los guerrilleros, también murió en el acto. Se llamaba Carlos Burgueño y se encontraba tomando un café con sus amigos. Ese día, Carlos planeaba regresar a Montevideo para rencontrarse con su esposa y su hijo Diego, que tenía pocos días de nacido. Lastimosamente, el rencuentro nunca se produjo.

Según ha declarado en múltiples oportunidades Diego Burgueño, su padre salió del bar para a ver qué pasaba y allí una de las balas disparadas por un comando tupamaro impactó en una reja, rebotó y le entró por el pecho hiriéndolo de gravedad -su muerte se produjo horas después en un centro asistencial.

En la ocasión, fueron apresados 20 guerrilleros, entre los que se encontraban el fallecido Ministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro y el ex Coordinador de Inteligencia del Estado Augusto Gregori. Otros, como la actual Senadora Lucía Topolansky y el extinto Raúl Sendic, lograron escapar. No contentos con su derrota, cinco semanas después, el MLN-T asesinó al agente policial Carlos Rubén Zambrano como venganza por su participación en los hechos de Pando.

En el reciente documental del serbio Emir Kusturica, estrenado en Uruguay a principios de 2020, el expresidente Mujica recordó los sucesos de Pando como si se tratara de un picnic. "La acción terminó con unos tomando cerveza y otros presos, con algún herido que se curó. Pero lo más importante es que a los cuatro o cinco días estábamos en la calle operando", dice Mujica ante un sonriente Kusturica.

Las repugnantes declaraciones de Mujica, produjeron indignación entre las víctimas de la guerrilla y sus propios excompañeros. En una nota concedida a Leonardo Haberkorn, Jorge Zabalza, que tuvo que lamentar la muerte de su hermano guerrillero en la sangrienta jornada de octubre, aseguró respecto a las declaraciones del expresidente: "Me da mucha bronca. Rabia me da. Porque él no tiene ningún derecho a referirse de esa manera. Él hizo un nuevo relato."

Según el exguerrillero, Mujica "es el símbolo del tipo que renunció a su pasado, que lo fantaseó, lo transformó en un relato épico y con eso hizo el caudal electoral". Aunque increíblemente Zabalza aún cree en la "rebelión", asegura no estar de acuerdo con la teoría de los "efectos colaterales" que han construido los tupamaros para invisibilizar a sus víctimas. "Siempre que hice algo por Pando, hablé de ese tema, porque Burgueño era un hombre de pueblo. La responsabilidad de su muerte, por lo menos para mí, es nuestra", asegura.

Igual de repugnante y absurdo es que, medio siglo después, el MLN-T continúe montando un espectáculo en clave de epopeya. Más grave aún es que autoridades nacionales, que integran el Parlamento en representación del FA, participen de un acto que conmemora como un logro épico una acción en la que perdieron la vida cinco personas.

Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.