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Protagonismo no deseable

Por Consuelo Pérez

La intendente de Montevideo, Carolina Cosse, en una actitud que no es compatible con su verdadero rol, se encuentra empeñada en adquirir un protagonismo que aparentemente desconoce que ya tiene aunque no quisiera, pues lo ha heredado de los anteriores intendentes de su "fuerza política", por su impericia, despilfarro de los dineros públicos, e incumplimiento de metas en la gestión.

En efecto, su reiterada aparición en los distintos medios de comunicación, tanto por su mensaje como por su impronta, ha dado pie a reiteradas y ocurrentes burlas de los que, con picardía, están al acecho, para provocar la sonrisa de ajenos. Y de propios quizá, si hablamos de los adictos a Cosse, aunque no lo reconozcan.

Es que además de incurrir en asuntos que son competencia del gobierno central y que nada tienen que ver con su función de administradora del actual caos montevideano, ha adoptado una postura que ciertamente se corresponde con la de sus líderes comunistas. Con los ricos y encumbrados, por supuesto. Aunque en su caso, es el populismo, el de su propio Frente Amplio, el que se desborda y aflora recurrentemente en cada intervención mediática, y de gestión.

La actitud de servicio de los buenos funcionarios públicos va de la mano de una alta cuota de anonimato, y así se ha demostrado a lo largo de los tiempos. Si el rol del funcionario lo expone a la opinión pública, es la humildad lo que debe caracterizarlo, y prevalecer. Y no daremos ejemplos, pues el amable lector seguramente tenga muchos en su memoria.

Ciertamente la impericia, o la deshonestidad, generan protagonismos no deseables: un presidente del Frente Amplio, protagonista antes por su actitud de enfrentamiento a la democracia desde la delincuencia, lo siguió siendo cuando le tocó desempeñar su nuevo rol. Por las mentiras, la impericia, y el fracaso en cada uno de sus proyectos. Otro presidente frenteamplista, con su confianza basada en su ego, retó y menospreció a su pueblo, que entendió, por supuesto, el mensaje, y a la hora de las urnas, actuó en consecuencia.

Sendic fue protagonista, entre otras calamidades, por la mentira, y el mal uso de los dineros públicos, y otros tantos terminaron procesados por razones similares. Bonomi fue protagonista por su impericia, ineficacia y tozudez, amparada por sus superiores, tan tozudos, o más, que él. Siempre las "cosas malas" han estado presentes en el triste protagonismo de muchos referentes de la coalición populista. El Antel Arena y su insensato manejo en su gestión al construirlo, plasmada en la investigación en curso -por ejemplo- con la actual intendente como responsable directa, es otra perla reciente del extenso collar.

Los buenos intendentes, buenos vicepresidentes, buenos ministros, no están en boca de la gente. Se los recuerda con respeto, por su gestión, y eso trasciende a las personas. Porque aunque Cosse no lo entienda así, la propia función pública, trasciende a las personas. Así debe ser, inexorablemente.

Es por eso que como esquilmados montevideanos, que además tenemos "vergüenza ajena", pedimos a los seguidores de la actual intendente que nos consta que leen estas líneas, que le aconsejen que no insista en actitudes que nos ponen a todos los habitantes de esta ciudad -¿porque es el intendente de todos, no?- en una instancia jocosa y vergonzante. Por no decir autoritaria.

 

Y lo último, es porque el asunto de administrar, no da para tanto, aunque ese comportamiento totalitario forme parte del manual de todo buen populista que se precie de serlo. Como un virus, digamos, para que se entienda.

Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.