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Entre peras y manzanas

Por Jorge Ciasullo

En lugar de criticar -con falsedades- el manejo económico del actual gobierno, los responsables la debacle anterior deberían dar explicaciones o llamarse a silencio.

En el encabezado de la editorial de Correo del pasado viernes 12, titulada "Estado presente, gobierno responsable", se asegura: "Durante 2020, el gobierno invirtió 1.217 millones de dólares en la pandemia, el equivalente a 2,3 % de su PBI. Las transferencias sociales tuvieron un aumento del 40 % con respecto al año anterior y alcanzaron a más de 840 mil beneficiarios. Se resignaron aportes patronales y personales, se otorgaron subsidios y créditos para Pymes y se creó un nuevo régimen de seguro de desempleo. Así y todo, se cumplieron todas las estimaciones fiscales sin subir impuestos. De todas formas, queda mucho por hacer".

La argumentación que luego se desarrolla, es técnica, política y socialmente demoledora.

Sin pretender enmendar la plana, no resistimos a la tentación de recordar algunas de las herencias de quienes se atreven a calificar como "manejo engañoso" lo gastado en pandemia apoyando sus argumentos en que se "suman peras con manzanas". Nos referimos a los senadores Daniel Olesker y Mario Bergara.

Esa sí engañosa afirmación, fue suficientemente aclarada por la ministra Azucena Arbeleche y registrada en la editorial a la que hacemos referencia.

Sostienen economistas independientes, que un país que crece, no requiere, necesariamente, tener superávits fiscales. Presentando la economía en ciclos, debe aprovecharse el de crecimiento, como lo tuvo el Frente Amplio (FA), ahorrando parte de los fondos extraordinarios ingresados.

Ese "colchón" de resguardo ante contingencias, también se sostiene, permite una planificación económica, mínima o no, tanto del sector público como del privado, principalmente de este último. Se reduce así la incertidumbre.

Ese debió haber sido el accionar, en el ciclo de bonanza, de los economistas del FA, hoy alarmados. Sería hasta aceptable entregar el país con el déficit fiscal con el que lo entregaron (por encima del 5% del PBI) si se hubiera impulsado la inversión pública, por ejemplo, en infraestructura, sea en creación o en mantenimiento. Nada de eso se hizo.

Es conocido y comentado el caso de Noruega, que, al descubrirse petróleo y gas en sus costas provocó un inesperado como exponencial ingreso. El gobierno de ese país, ante la incertidumbre de cuánto tiempo duraría la bonanza, creó un fondo soberano que hoy tiene miles de millones de dólares colocados en inversiones que generan intereses, los que descontado gastos, etc., superan al 3,5% libre sobre el capital invertido. Se dispuso, por ley, que sólo el 4% del fondo se puede destinar a gastos o inversiones del sector público. Así, Noruega, de ser el país pastoril y más pobre del norte de Europa, pasó a lograr un PBI per cápita superior al de Estados Unidos.

Pero los números son números y no hay forma de maquillarlos, los 15 mejores años para la economía uruguaya, coincidentes con los gobiernos del FA, bajo la irresponsable consigna de "gasten" (Mujica dixit) resultaron, para el gobierno iniciado el 1º de marzo pasado: 10% de inflación; 10% de desempleo; 5% de déficit fiscal; 60 mil millones de dólares de deuda; y, por si fuera poco, problemas en seguridad, educación, vivienda, entre muchos otros.

Por todo lo anterior, parecería, sin pretender aprobación alguna en nada que haga el gobierno, por lo menos que los directamente responsables de la situación económica, social, educativa, se llamen a silencio. En definitiva, entre peras y manzanas, violín en bolsa.

Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.