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Las cosas por su nombre

Por Consuelo Pérez

El Director de Medios Públicos, Gerardo Sotelo, expresó que el canal estatal dejará de llamarse Televisión Nacional Uruguay como desde 2005, para volver a denominarse Canal 5, que es en realidad como todos lo conocemos.

En ese sentido, el periodista y director manifestó: "Voy adelantando que uno de los planes que tenemos para trabajar en cuanto a marca para desarrollar el concepto de medios públicos es que lo que la gente llama Canal 5, se va a llamar Canal 5", señalando que hay "una gran confusión" en cuanto al nombre del canal gestado en modificaciones anteriores. "Está claro que el cambio de nombre no funcionó porque era innecesario" aclaró, lo que es el centro de la decisión, entendemos, y que el manoseo obedeció a causas meditadas, con un fin repetitivo y consecuente.

El canal público comenzó su actividad en al año 1963 y desde entonces ha recibido varios nombres, tales como Canal 5, Sodre Tv o Tveo. El último fue Televisión Nacional Uruguay (o TNU), que se le impuso cuando asumió la administración del primer gobierno de Tabaré Vázquez.

A la gran mayoría de los uruguayos nos ha dolido e indignado el proceso "refundacional" que el Frente Amplio, siendo gobierno, quiso imprimirle al País, fiel al manual populista. Lo hizo y sigue haciendo en la Intendencia de Montevideo, y en los quince años que estuvo en el poder del gobierno nacional, esa impronta bochornosa fue constante. En los grandes temas, como lo son la deformación de la historia reciente y su divulgación obligatoria en la Enseñanza, como lo es la manipulación de símbolos patrios, bastardeo de fechas patrias y acontecimientos de la historia, y por supuesto, difusión de su estrategia en los medios de comunicación, con periodistas y estructuras afines y cautivas, aun hoy. Recordamos, por ejemplo, la bandera uruguaya "a cuadritos", y un sol asomando, que nunca terminó de salir, en la Presidencia de la Republica. Ese manoseo, también ya fue desechado por el Gobierno actual.

Y decimos estrategia, porque el populismo que pregona y trata de hacer prevalecer el Frente Amplio -al igual que el gobierno de nuestros hermanos argentinos- no es una ideología. Es una estrategia para obtener y retener el poder. En los últimos tiempos esa metodología se ha manifestado con fuerza, potenciada por la globalización informática, y por las frustraciones de sociedades abrumadas por la precariedad económica y una amenazante inseguridad en sí mismas, potenciada por los populistas, siempre al acecho. Al ser derrotada esa actitud, como ha acontecido en nuestro país, no esperemos más que escollos, rabietas y odio de los dogmatizados, ante los cambios que hacen que retomemos el camino de la democracia plena, con "la manija" de sus líderes, con pies de barro y moral en discusión permanente, incluso, repetidamente, ante la Justicia.

El conocido mensaje central del populista de que todo lo que hicieron los gobiernos anteriores es malo, corrupto e inaceptable, le dió al conglomerado de izquierda, un rédito que se agotó, por el fracaso estrepitoso, plagado de corrupción, ineficiencia y mentiras. En su discurso, quienes se oponen a sus cambios no son tratados como compatriotas con ideas diferentes, sino como apátridas a quienes hay que borrar del mapa político, y de ahí la brecha propiciada por los sucesivos -dos- presidentes de la "fuerza política" derrotada. Eso, para los cautivos, sigue siendo así, azuzados por sus líderes en decadencia. No los excluimos, los necesitamos, porque son uruguayos, y porque son, mientras persistan, el símbolo viviente de lo que no hay que hacer, como integrante de una sociedad democrática.

Muy bien, Sotelo. ¡Las cosas, por su nombre!

Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.