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Oportunidades ante una fuerza laboral que envejece

Por Ruth Furtenbach

La edad no es impedimento para desempeñar un trabajo satisfactoriamente, pero se encuentra muy condicionada por la salud y la formación. Estos elementos, junto a la adaptación de los sistemas de Seguridad Social, son algunos de los grandes retos que deberán afrontar las sociedades desarrolladas en el siglo XXI, de los cuales tampoco está exento Uruguay, que se caracteriza por una población cada vez más envejecida.

La esperanza de vida ha crecido notablemente en el mundo, hoy en día sobrepasar los 80 años es una realidad en muchas sociedades como la nuestra. Si consideramos la población uruguaya de 1950, había ocho personas en edad de trabajar por cada persona mayor de 65. Hacia 2050 vamos a estar en dos y fracción por cada persona mayor de 65 años, lo cual significa ponerle "una mochila" muy pesada a los jóvenes, según Saldain. (Presidente de la Comisión de Expertos de la Reforma de la Seguridad Social de Uruguay, y autor del libro "La era de los nuevos viejos").

Para Saldain, quien participó días pasados en una conferencia virtual sobre los "Desafíos de las sociedades longevas" organizada por la Fundación Astur, que preside el Economista Enrique Iglesias, la clave está en una "nueva cultura del envejecimiento" con empresas que se acostumbren a tener equipos de trabajo intergeneracionales.

No debe desconocerse que mientras los jóvenes aportan dinamismo y energía, los trabajadores y emprendedores de tercera edad suelen lograr muchas veces un nivel de éxito mayor, debido a su experiencia, perseverancia, mundo de relaciones y pertenencia a diversos círculos sociales. Lo cual es muy importante aprovechar. 

En este sentido las personas mayores pueden significar una oportunidad para aquellas empresas que comprendan el potencial de esta generación, pudiéndose beneficiarse de esos aspectos. Se ha constatado que algunas empresas que apuestan por el trabajo intergeneracional tienen mejores o más interesantes resultados que las que no lo hacen.

Los ponentes de la referida conferencia, coincidieron en que generalmente cuando se habla de trabajo de la tercera edad, se piensa exclusivamente en trabajos en relación de dependencia, pero señalaron que muchas personas mayores en los países nórdicos han desarrollado emprendimientos propios con éxito, gozando lo que se conoce como "jubilación activa". Inclusive por el hecho de tener un establecimiento comercial, como puede ser una librería o florería -por citar algún ejemplo- y generar empleo, también acceden a beneficios fiscales.

Estas experiencias son muy interesantes para trasladarlas a nuestro país, sobre todo si consideramos que coinciden con las ideas que promueve quien se encuentra a la cabeza de la Reforma de la Seguridad Social y es enfático cuando afirma que "hay que erradicar la supuesta incompatibilidad entre trabajo y jubilación".

Saldain propone que, a partir de una determinada edad -siempre superior a los 60 años-la jubilación sea compatible con la actividad laboral, a través de la creación de modelos flexibles como pueden ser los retiros parciales.

Subrayó que el ciclo lineal de estudio-trabajo-jubilación ya no aplica más para este siglo, el cual se caracteriza por superposiciones de actividades, períodos sin trabajar durante la vida útil, retiros parciales de la actividad laboral, teletrabajo, contratos a término y por sobre todas las cosas, la necesidad de capacitación permanente.

Asimismo, destacó que algunos países de Europa, con sociedades más envejecidas inclusive que la nuestra, hace años establecieron sistemas mixtos de jubilación (público privado) con resultados satisfactorios. Señaló el desarrollo social de Dinamarca, con un ahorro jubilatorio mixto que duplica el PIB del país. En Uruguay, el ahorro ronda el 30% del PIB y en Chile el 70%. 

Si bien el Uruguay, al igual que otros países, ha tomado el tema del envejecimiento demográfico como central para revisar su Sistema de Seguridad Social, también es importante "rescatar la dimensión humana y la calidad de vida en otras áreas de la actividad económica", como también señaló Iglesias en la misma conferencia: "la longevidad, la atención sanitaria, la prevención, el trabajo flexible y la seguridad social, van de la mano".

Y vemos que la consideración de todos esos factores interrelacionados, puede generar que lo que representa a priori un problema, pueda visualizarse como una gran oportunidad.

La existencia de gente que vive más tiempo con buena calidad de vida y salud, debería significar más gente trabajando y con mayor capacidad para producir. Y como venimos de ver, no solo se trata de producir, sino con más productividad asociada a la experiencia ganada con los años. Y ser más productivo implica tener mayor capacidad de consumo, lo cual a su vez genera más empleo para atender las necesidades e intereses de un sector, que la mayor parte de las veces consume más porque son quienes pueden contar también con cierto ahorro generado en su larga vida de trabajo. Se ha constatado que gran parte de la demanda en gimnasios, compra de artículos de lujo, vehículos de alta gama y viajes, son de personas mayores. Con los cuales surgen también grandes oportunidades de negocios relacionados con el ocio, salud, alimentación, tecnología, finanzas, vivienda, urbanismo, etc.

La masificación de la longevidad asoma como una de las grandes fuerzas que, como señalan los expertos, junto a la inteligencia artificial, las tecnologías radicales, la biotecnología y el trabajo intergeneracional, darán forma a las próximas décadas.

Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.