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Más que nunca, ¡A las cosas!

Por Consuelo Pérez

En un año en que el mundo se detuvo, o al menos bajó su ritmo productivo y de interacción social a niveles insospechados, es doloroso constatar en nuestro país la insistencia de muchos de ocuparse en comportamientos que suponen destrucción, intrigas y desconocimiento de la democracia representativa, transformándose así en un lastre que no incide, pero molesta.

Ésta bochornosa actitud, se comprueba en forma organizada en la actual oposición, que en su caos interno no quiere, y no puede, aportar en minoría, y pierde tiempo en tratar de defenderse de lo indefendible, en criticar acciones del Gobierno a través de algún retirado referente, morderse los labios cuando las cosas salen bien, y en fomentar la creación de fisuras en el gobierno de Coalición, en forma infructuosa, a pesar de que la construcción de ese elemento que separa, haya sido su especialidad en los últimos años.

Pero la oposición no tiene la exclusividad en la "desconstrucción", pues por supuesto existen muchos ciudadanos que no son votantes del gobierno saliente, que se ufanan de no haber puesto al actual al mando, y que dedican su tiempo, generalmente desde la oscuridad de las redes, a una tarea también destructiva, o que intenta serlo, sometidos a la mediocridad que vivir en la caverna informática de las mismas supone, alejados del mundo real, y sintiendo que su opinión - en esa única forma de expresarla - provoca algo positivo, alimentando un ego tan vacío como el mecanismo utilizado.

Es también triste constatar que muchos de los medios de difusión, que podrían esforzarse, con creatividad en caso de tenerla, en promover mecanismos de crecimiento social a través de logros concretados o intenciones en marcha, pero en cambio buscan generalmente agitar "el chusmerío" en muchos ámbitos y niveles de la información, apelando a "pseudoperiodistas flechados". Una lástima.

Los verdaderos hacedores son los que hoy se ocupan de los asuntos y si representan a quien los eligió en forma democrática, a ellos nos debemos con nuestro apoyo. Vapulear su desempeño, no solo es antidemocrático, sino que es mezquino.

No deberíamos, en todo caso, dedicar nuestro tiempo a quien decide abandonar una tarea, sino a la forma de llevarla adelante en su ausencia. ¿En todos los órdenes de la vida vemos necesaria esa actitud, menos en lo político? ¿No somos todavía conscientes de que el recambio no es una debilidad, sino una fortaleza de este gobierno?

Nuestro Partido Colorado forma parte del gobierno de Coalición, mecanismo gestado en el seno del mismo por el Presidente Julio María Sanguinetti, que demás está decirlo, nunca se ha ido de la tarea "constructora". Tiene representantes -muchos son jóvenes, tranquilos detractores- capaces y destacados en muchas áreas de la actual administración, y ha tenido en toda la historia la costumbre de construir. Entre otras cosas, gran parte de este País, en todos sus aspectos. ¿O alguien puede opinar con fundamento lo contrario?

Es que estamos acostumbrados a concebir un País como algo gestado por nuestros próceres, que habiendo culminado su tarea para nosotros, han sido, con justicia, inmortalizados en el bronce. Y punto final.

Esos simples mortales, han interpretado su época, luchado por sus ideales, y comenzado y trazado un camino, que si no lo interpretamos como algo en construcción, estamos condenados a la miseria. Fácil sería demostrar lo sencillo que es caer en ella, y por eso tenemos la obligación de trabajar como para acercarnos al bronce que otros alcanzaron. Sólo así seriamos dignos para los que nos precedieron. Y en nuestro Partido Colorado, son muchos.

Así que, fortalecidos por el cambio que entre los que integramos el Gobierno de Coalición logramos, atentos a las circunstancias actuales, y a las que se nos vienen, ahora más que nunca : ¡Colorados, a las cosas!

Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.