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25 de Mayo

Uno de los primeros decretos de Rivera, en 1830, fue disponer de unos fondos para celebrar la fecha del 25 de mayo, inicio de la revolución en el Río de la Plata, a la que se adhiere Artigas, comenzando el proceso fundacional de nuestra nacionalidad.

La primera ley de calendario cívico, de 17 de de mayo de 1934, establece como "la única gran fiesta civil de la República" el 18 de julio, que conmemora la Jura de nuestra primera Constitución. La otra gran fiesta era el 25 de mayo y luego había dos "medias fiestas": el 20 de febrero, la batalla de Ituzaingó, y el 4 de octubre, fecha del canje de ratificaciones de la Convención Preliminar de Paz entre el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata, donde se reconoció nuestra independencia como República.

Véase cómo los hombres de la primera generación de nuestra vida republicana veían su fundación. Para ellos, el 25 de mayo era tanto como el 18 de julio; y las otras dos fiestas hoy no están en nuestro calendario. Poco o nada se recuerda la batalla de Ituzaingó, comandada por Alvear, contra las fuerzas de Brasil. Y el 4 de octubre, cuando es mencionado, se le trata -tontamente- como algo casi vergonzante porque nuestra independencia emerge de un acuerdo entre Argentina y Brasil y no de un acto propiamente oriental.

En 1860, veintiséis años después, se cambia la proclamación de "gran fiesta" para la conmemoración de la Constitución por la del 25 de agosto, que recién aparece como celebración. Aparte de esas dos, se reitera el 25 de mayo como fecha patria.

Ha pasado otro 25 de mayo y ni nos enteramos, salvo por la televisión argentina, que en este año, además, no recogió ninguna celebración popular, dadas las circunstancias.

Viene todo este relato a cuento para advertir cómo cada generación ha mirado distinto el pasado nacional.

Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.