Por Santiago Torres
La Universidad de la República y la Institución Nacional de Derechos Humanos, sin disimulo, se hacen eco de las opiniones vertidas por el Frente Amplio. Ello da cuenta de que el Frente Amplio está utilizando todas sus (tradicionales) armas para intentar acorralar al gobierno. Intentarlo... sin lograrlo.
Con diferencia de pocos días, dos instituciones del Estado se hacen eco de las posiciones del frenteamplismo opositor. Sin tapujos, sin disimulo. Me atrevo a agregar: sin que se les caiga la cara de vergüenza.
Para no ir más atrás, veamos lo ocurrido estas últimas semanas.
El 15 de este mes, el Rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arim, se manifestó en contra del envío al Parlamento del proyecto de ley de urgente consideración (LUC). Arim señaló que "su impacto distrae de las prioridades que impone la coyuntura y no asegura un tratamiento democrático sano".
Advierta el lector que el argumento de Arim es exactamente el mismo utilizado por los principales dirigentes del Frente Amplio. No parecido: exactamente el mismo.
Por otro lado, el pasado lunes 20 el consejo directivo de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH) emitió una declaración "exhortando" al Poder Ejecutivo a ceder la cadena oficial de radio y televisión al PIT-CNT para que esa organización difunda un mensaje en ocasión del Día de los Trabajadores.
La extensa declaración finaliza con la referida "exhortación", en el entendido de que de ese modo se estará "garantizando así el derecho de todas las personas a acceder a una pluralidad de informaciones y opiniones en condiciones de igualdad, así como su obligación de promover el pluralismo y la participación democrática en los asuntos públicos".
Y así, de un plumazo, la INDDHH se salta a la torera el "detalle" de que una cadena de radio y televisión supone, precisamente, que no hay pluralidad de nada, sino un solo mensaje, impuesto desde todos los medios, en forma simultánea. Para la gente que no cuente con televisión para abonados, solo queda apagar el televisor (y la radio).
El disparatario argumental del consejo directivo de la INDDHH fue dejado en evidencia nada menos que por su propia presidenta, la Dra. Mariana Blengio Valdés, quien votó en contra de la declaración y la fundamentó en forma contundente (ver voto discorde en esta edición de CORREO).
A ello sumémosle las renuncias masivas en ASSE y otras movidas análogas que dan cuenta que desde el Frente Amplio se están coordinado acciones para acorralar al gobierno, exhibiendo el rencor que les ha producido el revés electoral de octubre y noviembre.
Los intentos podrán seguir, seguramente lo hagan, pero tendrán siempre el mismo resultado: frustrarse. El gobierno y la coalición política que le da sustento, no se dejan ni se dejarán impresionar. Y si el Frente Amplio no lo entiende más temprano que tarde, pagará -como corresponde- un costo político aún mayor del que viene de pagar.