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El papel del nuevo gobierno en el Mercosur y la política exterior

Por Alvaro Valverde Urrutia

Entre las visiones opuestas de los presidentes Bolsonaro y Fernández sobre el modelo presente y a seguir del Mercosur, pareciera que la posición del nuevo gobierno de coalición uruguayo, presidido por Lacalle Pou, debería estar más cerca de Brasil, sin que ello signifique perder el equilibrio entre los dos socios mayores.

¿Por qué consideramos que se debe enfocar hacia el lado brasileño? Porque Brasil es quien impulsa la apertura económica y comercial, la flexibilidad y la baja arancelaria del Mercosur para ser competitivos ; mientras el gobierno de Fernández pareciera no tender a una apertura comercial, ni favorecer la reducción del Arancel Externo Común (AEC) en el mismo. Dicha rebaja es una clara señal de la política brasileña sobre la nueva orientación que impulsa para el Mercosur.

También, Bolsonaro impulsa continuar celebrando acuerdos comerciales ágiles y no de gran envergadura integracionista tipo uniones aduaneras o mercados comunes, que no es la actual tendencia a nivel internacional.

Por ello, estimamos que el gobierno de Lacalle Pou debería apoyar la nueva proyección y modelo del Mercosur, que permita avanzar en negociaciones orientadas hacia Tratados de libre Comercio y retomar las negociaciones externas pendientes.

Además, la reciente Cumbre del Mercosur decidió como tema central revisar y rebajar el AEC, ante esta definición, el nuevo gobierno “multicolor” debería apoyar dicha baja que favorecería la flexibilización normativa comercial y mejoraría la competitividad para los bienes uruguayos. En ese contexto, el AEC es elevado y, por lo tanto, resta competitividad a las economías de los socios.

También, el gobierno de coalición deberá propender a la revocación de la Decisión 32/00, que obliga a los miembros a negociar en forma conjunta, en los hechos dicha decisión carece de valor jurídico. Esta revocación resulta necesaria para la flexibilización comercial.

La Dec 32/00 se viene justificando desde hace casi 20 años como consecuencia de una práctica consuetudinaria, pero jurídicamente dicho norma nunca fue incorporada a los ordenamientos jurídicos de los países miembros, por consiguiente, no genera derecho positivo y no establecería ninguna limitación.

El nuevo gobierno tiene la tarea de dilucidar la postura sobre la definición a la baja arancelaria del AEC que reformularía la unión aduanera, facilitando la flexibilización comercial que permitiría negociar unilateralmente o bilateralmente con terceros países o grupos de países, que conllevaría a configurar al Mercosur en una zona de libre comercio.

Para lograr una flexibilización comercial en el esquema, pareciera necesario que fuere acompañada de la rebaja del AEC, (perforado, licuado y prevalecen aranceles nacionales).

En su momento el electo presidente Lacalle Pou previo a la Cumbre del Mercosur manifestó su preocupación sobre la rebaja del AEC, pareciendo acercarse a la postura de Fernández. La intención de Lacalle fue la de frenar, al menos al presente la rebaja arancelaria del Mercosur propuesta por Bolsonaro, con el objeto de no perjudicarlo.

Para ello, se habría basado en que si Brasil avanzara sin el consenso del nuevo gobierno de Fernández se podría quebrantar el Mercosur. Pero, también vale el argumento contrario: si Fernández no avala la reducción arancelaria, que ya manifestó su rechazo, también pudiera producir el quiebre en el Mercosur.

Estimamos, que no se va a dar una ruptura del Mercosur, no le conviene ni a Argentina, ni a Brasil, ambos deberán tratar de mantener al otro socio en el esquema.

La inserción y el papel que cumplirá el nuevo gobierno uruguayo en la nueva proyección y modelo del Mercosur, será parte de la nueva política exterior y la inserción regional e internacional que se deberá desarrollar para avanzar en negociaciones orientadas hacia la firma de TLC; así como impulsar la flexibilización comercial del Mercosur.

La nueva política exterior deberá recomponer y dejar atrás los roces que el gobierno del presidente Vázquez ha tenido en la relación con Brasil, que no han sido convenientes para las relaciones externas uruguayas. La actitud del gobierno, en especial del canciller y varios ministros y parlamentarios del Frente Amplio durante la campaña electoral brasileña, apoyando no sólo al candidato Haddad, sino haciendo explícito su rechazo a que ganara Bolsonaro, ha sido políticamente inadecuada, inmiscuyéndose en asuntos de otro Estado.

Desde que asumió Bolsonaro como presidente, Vázquez ha hecho gestiones para mantener una reunión bilateral con el mandatario brasileño, pero Itamary ha ignorado el pedido del presidente.
La política exterior en todo este período pareció manejarse como un statu quo entre cancillería y el Frente Amplio. Con el nuevo gobierno de coalición presidido por Lacalle Pou necesariamente cambiara y retomara la tradición histórica de las relaciones exteriores uruguayas y la defensa de la democracia en América Latina, sin anteponer, básicamente, los intereses ideológicos en la política externa.

Tomando en consideración que Uruguay siempre ha tenido como escudo la defensa de la democracia representativa y pluralista en la región latinoamericana, muestra que la posición que el gobierno ha asumido ante el conflicto venezolano resulta incómoda y preocupante. Lo cual ha dejado a Uruguay en una posición poco respetada; así como debilitado su prestigio internacional y la tradición democrática. Esto tendrá a partir del 1º de marzo un nuevo rumbo.

En lo comercial el primer escollo que tuvo Vázquez en su segundo mandato fue que desde el FA no lo dejaron apoyar el acuerdo comercial TISA (Acuerdo sobre Servicios) con la participación de EE.UU, por motivos, básicamente, ideológicos, el presidente Vázquez se vio forzado a abandonar el TISA en 2015 o descartar las negociaciones para un TLC con los Estados Unidos, entre otras.

En el caso del Mercosur durante toda la etapa de los gobiernos progresistas de Lula, Rousseff y los Kirchner se opusieron a avanzar en negociaciones orientadas hacia TLC con la Unión Europea y China, entre otros; así como a flexibilizar el Mercosur.

Para los avances en las negociaciones y acuerdos, resultó fundamental los cambios de gobiernos en Argentina y Brasil. Si bien con Temer se venía avanzando fue con Bolsonaro que se dio un fuerte impulso con un cambio en el estrategia económica y comercial, contando con el fuerte apoyo de Macri, se alcanzó el texto de acuerdo con la UE. También, el Mercosur se abrió a otras negociaciones por los impulsos de Macri y Bolsonaro (iniciados por Temer).

En suma, el nuevo gobierno presidido por Lacalle Pou, se deberá encontrar más próximo al modelo de mayor apertura comercial que persigue Brasil para el Mercosur, relativo a la rebaja y/o eventual reforma del AEC, la flexibilización normativa comercial, dando señales claras hacia avanzar en la negociación de acuerdos de libre comercio, ya sea en forma conjunta o ya sea unilateral o bilateralmente con las principales potencias económicas, caso EE.UU y China; así como retomar las negociaciones con Corea del Sur, Canadá, y Singapur, entre otros.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.