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Dualidad batllista: el porvenir histórico

Por Francisco Berchesi

Rescatar el pasado para anticiparse y construir el porvenir.

Al analizar cualquier suceso o sujeto en un plano temporal, pueden dividirse tres etapas: pasado, presente y futuro. Habiendo transcurrido el primero, cabe defender los ideales y sucesos ocurridos que demarcaron nuestros caminos desde aquel tiempo hasta aquí. El presente es el resultante del devenir histórico; una consecuencia inevitable del pasado.

El tercero es el desvelo de todo colorado y batllista: el porvenir. Se nos presenta como un desafío que, de seguir posponiéndolo como eligió hacer el actual gobierno, se encuentra cada vez más difuso y distante, difícil de imaginar, de proyectar y, aún más, de alcanzar.

La dualidad que encabeza el artículo refleja una contradicción semántica, pero de una necesaria, elemental concordancia en la práctica. Revela que históricamente, incluso antes de ser llamado “batllismo”, el porvenir fue el norte de nuestro accionar y el reformismo su medio.

El batllismo es netamente reformista. Tal es así que los que escribieron y vivieron entre 1905 y 1910 utilizaban el término “reformista” para designar a la corriente colorada que, pocos años más tarde, se denominará Batllismo. Barrán y Nahum denominan “reformismo” a aquella tendencia a promover el cambio más o menos radical de los modelos económicos sociales y culturales dominantes, sin recurrir a la violencia.

Domingo Arena representó estos ideales en su accionar político. En un discurso parlamentario, discutiendo la ley sobre las jornadas laborales de 8 horas, menciona lo siguiente: “(…) porque yo no estoy de acuerdo con que el legislador no deba hacer, sino dar forma a las costumbres. (…) Y si el legislador no realiza eso, entonces habría fracasado, no tendría razón de ser. Si las costumbres bastaran para dar la norma, para hacer la ley, el legislador estaría de más, y tendrían razón los que sostienen que el mundo marcharía mejor sin leyes; tendría razón esos señores anarquistas, tan suaves cuando predican, pero tan intolerables cuando ejecutan”.

Al fijar nuestra mirada en el pasado, acciones como estas fueron trazando el camino. Yo lo llamo pro actividad parlamentaria, y le adjudico una relación directa con la situación de cada sociedad. Trata justamente, como dijo don Domingo Arena, de darle forma a la sociedad, a sus costumbres y en definitiva, su rumbo. No reaccionando ante lo que la sociedad demanda, y esto es de la mayor importancia, sino anticipándose a esta demanda. El ser proactivo permite que eso que transita en dirección a ser un problema —o ya lo es—, no sea tal. Anticiparse a los problemas permite que, en un futuro, no sean sino oportunidades.

Entonces, ¿cuál es ese “porvenir”? Nuestro candidato a la presidencia, Ernesto Talvi, habla de dejarles un pequeño país modelo a “nuestros” hijos. Nuestro candidato al Senado, Julio María Sanguinetti, habla de—–entre otras— aplicar la ley, de legalidad y presencia del Estado, no habla de “mano dura” o “mano blanda”. Creo firmemente que estos son los cauces por los que debe circular nuestra república a partir del primero de marzo. Retomar algunos bien importantes, como el de la constitucionalidad y la legalidad, pero emprender algunos tanto más como la reforma educativa, ponerle freno a las sangrientas estadísticas de la gestión del Sr. Ministro Bonomi, ajustar el sistema de seguridad social, entre otros.

Por esto, más que un voto de reacción ante esta situación de desorden, pérdida generalizada de valores y ausencia del Estado (causante de todo lo anterior), tengamos este 27 de octubre una actitud republicana, pensemos en el país, anticipémonos a estos cinco años y votemos racionalmente.

Lo que demarca nuestro batllismo, Sanguinetti y Talvi, es utilizar el presente para devolverle estabilidad social y económica a nuestro país y así poder proyectarlo hacia el gran porvenir que nos aguarda a todos los uruguayos.

El Partido Colorado es, en definitiva. eso: el partido de la razón y las instituciones; por lo tanto, del porvenir de nuestra república.

“Colorado, verdadero colorado, colorado de nuestra gran agrupación quiere decir: enemigo de las tiranías, amigo de la libertad, obrero incansable en la destrucción de la injusticia que aún domina al mundo”. José Batlle y Ordóñez - El Día, octubre 27 de 1919.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.