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Sin la política, ¿qué?

Por Marcela Pérez Pascual

El descreimiento en la política y los políticos en general es notorio. Es muy común escuchar que los individuos digan que están cansados de los políticos y la política, que no quieren saber nada con ellos y que no les importa para nada el tema. El hablar mal de la política ha pasado a ser una moda. Ahora, yo me pregunto, sin la política, ¿qué?

A aquellos que dicen no querer saber nada con la política y sus actores, les pregunto: ¿Cuál es el fundamento para sostener algo así? ¿No se dan cuenta de que la política es un componente fundamental de nuestra sociedad democrática y republicana?

La política es el dialogo, el acuerdo, el intercambio de ideas, el respeto por la libertad. La política es la búsqueda de consensos para poder llevar adelante una sociedad y un país.

Fue gracias a los políticos y su capacidad de diálogo, articulación y negociación que logramos salir a fines de los años 70 y principios de los 80, de la peor realidad que vivió nuestro país independiente. El desprecio por la política fue lo que llevó en los años 60 a que un grupo revolucionario, los Tupamaros, luego de menospreciar la política y a los políticos, comenzara a menoscabar nuestro Estado de Derecho. Luego las Fuerzas Armadas le derrotaron y dieron el Golpe de Estado y, en los primeros tiempos del proceso, pretendieron prescindir para siempre de los partidos políticos. No sin que los Tupamaros se les unieran para, organizada y conjuntamente, urdir el golpe, perseguir a políticos y empresarios y luego desmentir ese relato de forma de manipular los hechos objetivos e históricos que tristemente sucedieron. Todo esto bajo la prédica de sustituir una supuesta política demagógica y a los “políticos corruptos”.

La falta de identidad y pertenencia a un partido político fueron las que llevaron a que esos hechos tan lamentables y tristes ocurrieran. Debemos recuperar el sentimiento de orgullo y la convicción por los partidos políticos.

Gracias a la ella y los políticos es que se mantienen vivas, se defienden y respetan las libertades, los derechos fundamentales, y las instituciones democráticas.

El Batllismo es la fuerza política por excelencia que se ha encargado de defender y proteger la democracia. No debemos olvidar que fue el Frente Amplio quien se sumó al Golpe de Estado en 1973.

El Partido Colorado del General Rivera, que aún con la derrota artiguista permaneció en nuestra tierra, la posterior Defensa de Montevideo con su clima liberal, y la lucha de Batlle contra el militarismo del Siglo XIX, fueron el instrumento y el ambiente propicio para que alumbrara El Batllismo, enraizado en el viejo Partido Colorado que fundó a nuestro país y sus instituciones liberales, democráticas y republicanas.  Fue y es la conciliación de la libertad con la justicia social, lo que lo llevó a ser un Partido de avanzada, que mira hacia el futuro. Hemos sido, y seremos siempre, el escudo de los débiles, siempre buscando darles las herramientas para que puedan progresar y crecer por sus propios medios, igualando hacia arriba.

En definitiva, cuando se debilitan los partidos políticos, se debilita la democracia. No por casualidad el maestro del Derecho Hans Kelsen consideraba la existencia de los partidos políticos imprescindible para la Democracia. No hay quien pueda sustituir a la política, a los partidos políticos ni a los políticos. Estos serán reflejo de la sociedad que representan. De nosotros depende tener la mejor sociedad y por ende los mejores políticos conduciendo nuestro Estado Democrático y Republicano. Debemos elegir a quienes tengan la mayor y mejor experiencia, la mejor preparación y el mejor equipo. Pero sobre todo elegir a quienes conocemos lo que piensan y que sabemos van a respetar las instituciones democráticas de nuestro país.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.