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La voz de Laura

Por Fátima Barrutta

Ese solo nombre, sin apellido, firmó una serie de artículos en el diario El Día de don José Batlle y Ordóñez, reivindicativos de los derechos de la mujer, en una época en que eran habitualmente conculcados.

En el que se titula "En defensa de la mujer", la misteriosa Laura se preguntaba por qué nuestro género no accedía a posiciones de destaque en las distintas actividades que hacían a la sociedad: "¿Se dirá que no sobresalimos, ni mucho menos, en el ejercicio de las artes, de las letras y de las ciencias, ni de la política? Pero ¿cómo hemos de sobresalir, si se nos aparta de ellas sistemáticamente?"

Lo más interesante de esta reflexión aguda y profética, es que Laura no es una mujer. Es el seudónimo que utilizó el propio Don Pepe para poner sobre la mesa una equidad de género de la que nadie hablaba a principios del Siglo XX.

Y no deja de ser significativo que el "machismo ambiental" de esos tiempos obligara a que fuera un hombre quien levantara las banderas del naciente feminismo.

Hoy quiero recuperar la voz de Laura, que es la de Don Pepe, el constructor de nuestro "pequeño país modelo", y es la de todos quienes creemos que no debe haber nada que diferencie a las personas, más que sus talentos y virtudes.

A mi generación le queda un gran trabajo por hacer, consistente en derrotar con militancia y talento las estructuras machistas aún impresas en muchas mentalidades, para construir un presente y un futuro de equidad, donde las mujeres no seamos figuras decorativas, sino que ocupemos el lugar que nos corresponde en el mejoramiento de la sociedad.

Ya se ha comprobado que existe una mayor proporción de mujeres en el ámbito universitario, que de varones. Pero esa supremacía, luego, no se traduce con la misma performance en los cargos públicos y en las jerarquías empresariales. Las barreras inconscientes siguen identificando al hombre con la capacidad emprendedora y a la mujer con el espíritu conservador del hogar.

Sin renegar de nuestra condición de madres, debemos seguir dando pasos firmes para ocupar los puestos de lucha que respondan a nuestros sueños.

En cierta forma, los niveles de velada diferenciación que hacen algunos hombres en posiciones de poder, ya no tienen que ver tanto con la cultura imperante (donde el machismo, y otras taras como la homofobia, se caen a pedazos), sino con un afán inconsciente de protección competitiva.

Las normas de discriminación positiva pueden ser útiles, pero solo en forma coyuntural: la construcción de la equidad la haremos nosotras, cada día, con nuestra rebeldía ante las falsas certezas y nuestro trabajo denodado y creativo para dar respuestas a los problemas de todas las personas.

Ese es mi compromiso batllista. Porque soy una Laura que cree en la equidad y la justicia social, en un país tristemente sumido en los corsés ideológicos y formas de discriminación enmascaradas por la hipocresía de cierta corrección política.

Lauras uruguayas: a seguir trabajando.

No tenemos que demostrar nada. Tenemos todo por hacer.

El camino lo construimos juntos, mujeres y hombres libres.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.