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MERCOSUR - UE, histórico logro

Por Tomás Laguna

Finalmente hubo acuerdo, por suerte no será este Parlamento quien lo refrende y vientos nuevos con potentes instrumentos son la esperanza para la recomposición productiva de nuestro país.

El reciente acuerdo Mercosur-Unión Europea nos obliga a volver sobre un tema sobre el cual siempre escribimos desde la frustración, pero que finalmente podemos celebrar cuando menos con la firma preliminar de un trabajoso y complejo acuerdo. No es poca cosa.

A modo de repaso, el relacionamiento entre ambos bloques se inició en diciembre de 1995 a poco de creado el MERCOSUR, cuando se firmó el Acuerdo Marco de Cooperación Internacional a partir de tres capítulos: diálogo político, cooperación y asuntos comerciales.  Recién cinco años y medio más tarde (2001) se firmó un Memorándum de Entendimiento para una cooperación en aspectos institucionales. Ese mismo año se dio inicio a negociaciones para una mayor integración comercial a través del intercambio de bienes y productos entre ambos bloques. Es decir que estamos a 18 años, y no 20 como se dice, del inicio de negociaciones dirigidas a facilitar el intercambio de bienes y servicios. El primer fracaso data del 2004 cuando los temas de controversia fueron la agricultura y la industria. La reactivación se demoró hasta el 2010, proceso que se agotó en sí mismo. En el año 2016, a partir del pronunciamiento británico denunciando el tratado de Maastricht y por lo tanto su pertenencia a la Unión Europea, surgió un repentino interés desde la misma Unión Europea. En octubre de 2017, con sede en Brasilia, se dio reinicio al proceso de negociaciones. Hasta que a mediados de 2018, en la ronda Montevideo, las negociaciones parecieron abortar de golpe ante la inflexibilidad de la negociadora jefe por el bloque europeo. Fue un momento particularmente tenso que determinó una suerte de “cuarto intermedio” el que se levantó con los nuevos tiempos políticos en el MERCOSUR. Un gobierno argentino que a pesar de sus graves dificultades internas se mostró dispuesto a avanzar tras un posible acuerdo más una decidida disposición política en el mismo sentido por parte de la administración del presidente Bolsonaro en Brasil. Así es que llegamos a esta última etapa la que cierra en Bruselas el viernes pasado con un festejo de las delegaciones similar a un triunfo con gol en la hora.

Por delante queda un largo proceso de discusiones y aprobaciones parlamentarias, previa redacción del extenso y trabajoso documento a los idiomas de todos los países involucrados. Luego de estas aprobaciones comienza un proceso gradual con distintos plazos según los rubros o capítulos, dónde los más extensos son de hasta 10 años para que lo acordado entre en vigencia en todo su alcance.

Para los intereses agro-exportadores de nuestro país los logros no son menores. Al cupo en carne vacuna de 99.000 tt peso carcasa (una hamburguesa por europeo y por año al decir de un connotado dirigente industrial uruguayo) se agrega la exoneración arancelaria del cupo Hilton (de vigencia inmediata), 60.000 tt en arroz, 45.000 tt en miel (rubro muy sensible ante las dificultades del mercado mundial distorsionado por la miel china adulterada, no obstante la mayor restricción para la miel es del tipo no arancelario, lo que aún no se soluciona), la aceptación del uso de denominaciones de origen en los quesos producidos en la región (importante para nuestros industriales lácteos, en particular las PYMES queseras), la no incorporación del vino a granel en el acuerdo (habría sido catastrófico para nuestra industria vitivinícola). El capítulo lácteo cerró con un cupo de 10.000 tt para leche en polvo y 30.000 tt de queso en un proceso de 10 años para ser eximido de arancel intracuota. Tal vez uno de los temas más sensibles que el próximo gobierno (obviamente nada podemos esperar del actual) deberá encarar en los necesarios apoyos que urgen para el complejo agro industrial lechero. Pero no se trata de analizar el acuerdo, estos son apenas algunos aspectos en carácter de “muestra”.

Resultó obvia la reacción de los sectores más reaccionarios, los que practican el populismo nacionalista. Últimamente más virulentos en la Unión Europea, pero también mostrando su hilacha en la región.

Desde las gremiales rurales europeas surgió una furibunda e histérica reacción rechazando el acuerdo, y para justificarse ingresaron en una sarta de argumentos falaces, pretendiendo justificar la necesidad de ser protegidos.  Que la ganadería del MERCOSUR usa anabólicos y otros promotores del crecimiento, que no se respetan las exigencias ambientales que ellos tienen y para rematarla que en el MERCOSUR se siembran transgénicos. Esto último es cierto, pero para producir granos que luego desde Europa se importan para alimentar el ganado. En realidad deberían protestar por no poder acceder a la biotecnología de última generación, la que sirve para producir los granos que luego ellos mismos consumen. Es el contrasentido de las decisiones sobre pre conceptos falsos respecto de los organismos genéticamente modificados. Los demás argumentos, los que refieren a las hormonas y el medio ambiente, merecerían una denuncia por difamación e injurias…

En la región también surgen las expresiones nacional-populistas. Desde los sectores kirchneristas, insólitamente activos políticamente luego de la descalificación ética y moral de sus gobiernos, surgieron posiciones adversas al tratado (y uno piensa, que ingenuidad pensar que el acuerdo podía prosperar en tanto estos individuos estuvieran en el gobierno de la hermana república…). Pero también en nuestro país el PIT CNT hizo ver su posición contestaría con el acuerdo.  Marcelo Abdala, secretario general de la central sindical expresó a modo de argumento “Europa es un continente capitalista de alto desarrollo, nosotros somos países dependientes”. Una poesía en una sola frase. La típica declaración fatalista, de sumisión y dependencia todo lo que seguramente explica su vocación revolucionaria. Le faltó gritar arriba los que luchan. Seguramente si el acuerdo fuera con Venezuela y Cuba lo festejaba con alguna consigna afín, tipo Viva la Patria Grande, o declararía la unión de los países sometidos. Si no fuera por lo funesto de su influencia social, daría para reírse…

Como sea el acuerdo está firmado, apenas el punto de arranque de un largo proceso en que lo importante no es únicamente lo comercial, sino los acuerdos en temas políticos institucionales como es el caso del respeto exigido a las disposiciones internacionales, entro otros en materia de legislación laboral. Seguro esto lo pone nervioso al Sr. Abdala.

La OMC ha perdido prestigio institucional, pero no está muerta, es de esperar que otros gobernantes en las economías más influyentes reactiven lo que los actuales intentan destruir. El multilateralismo es apenas una mención que agoniza a partir del fracaso de la ronda Doha. La duda es si el sistema multilateral de comercio depende de la reactivación de la OMC o es a la inversa, pero en cualquier caso para nuestra pequeña economía, altamente dependiente de una institucionalidad fuerte en el comercio mundial, poco podemos esperar en lo inmediato.

Así la cosas el acuerdo Mercosur-UE es sin duda el mayor logro en la historia de nuestro bloque regional. Tenemos la suerte que llegará a nuestro Parlamento para ser refrendado durante el próximo período de gobierno. Para entonces los reaccionarios que se han opuesto a todos y cada uno de los acuerdos para una mayor inserción internacional ya no tendrán mayoría.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.