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Empleo: déficit estructural
 El 52% de los trabajadores que ingresan al mercado laboral uruguay, no agregan valor alguno. La caída ostensible en las competencias desarrolladas por los jóvenes, indudablemente asociada a la crisis educativa, proyecta un futuro incierto para el país.
En una charla organizada para suscriptores del matutino “El Observador”, el economista Ignacio Munyo discrepó con el optimismo exhibido por el Ministro Astori la semana pasada en cuanto a volver a recibir inversión extranjera. Y el motivo de su pesimismo son los déficits estructurales que aquejan al país en materia de calidad de sus recursos humanos. De cada 100 nuevos trabajadores, 52 “no pueden agregar valor a una empresa”.
Ello entraña no sólo una barrera alta para la llegada de nuevas inversiones al país sino que, incluso en las empresas hoy existentes, esos trabajadores incapaces de generar valor agregado, pierdan sus trabajos y, debido a sus pobres calificaciones y su bajísima productividad, no puedan reinsertarse nuevamente.
“Pueden hacer lo mismo que se puede automatizar, con tareas ordenadas, rutinarias y simples. Además, también es muy probable que esa inversión que va a venir no vaya a recuperar algunos de los puestos de trabajo perdidos en estos años, ya que se va a poder hacer lo mismo con menos”, dijo Munyo.
Y de esos 100, sólo 2 alcanzan niveles de excelencia y “pueden marcar diferencia”.
Munyo recordó que el informe elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) hace dos años sobre nuestro país, indicó que el fracaso de los estudiantes uruguayos en las pruebas PISA refleja que con el “estado actual del sistema educativo y la producción de capital humano, es imposible que Uruguay pueda converger a los niveles de ingreso de los países desarrollados”.
“Con este panorama a lo largo de muchos años se ha generado un stock de mano de obra en una situación muy compleja, con problemas para la generación de valor y dificultad para aumentar la productividad, por ende, converger a mayores niveles de ingreso”, indicó Munyo.
Mientras la crisis educativo pone en cuestión la viabilidad misma del país a largo plazo, el “Varela del siglo XXI” no tuvo mejor idea que sugerir al Instituto Nacional de Evaluaciòn Educativa (INEEd) el incumplimiento de la ley y esconder su informe anual.
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