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El rol de la mujer en el futuro gobierno

Por Consuelo Pérez

Desde el momento en que en varios ámbitos se plantea como tema “El Rol de la Mujer en el futuro Gobierno”, percibimos que algo anda mal.

En los programas políticos de los distintos partidos, no se especifica quien los pondrá en práctica, no se aclara qué parte corresponde a los hombres, y qué parte a las mujeres.

“Todas las personas son iguales ante la ley no reconociéndose otra distinción entre ellas sino la de los talentos o las virtudes”, reza el artículo 8 de nuestra Constitución, pero esa igualdad no es tal en lo que concierne a la inserción de la mujer en la Sociedad.

Como señala la “Resolución sobre la participación de la mujer en la política” aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2011, “las mujeres siguen estando marginadas en gran medida de la esfera política en todo el mundo, a menudo como resultado de leyes, prácticas, actitudes y estereotipos de género discriminatorios, bajos niveles de educación, falta de acceso a servicios de atención sanitaria, y debido a que la pobreza las afecta de manera desproporcionada”.

Y como está marginada de la vida política, lo está en muchas otras áreas. Por eso que el rol de la mujer política que Sí accede a un cargo electivo, debería apuntar, entre otras cosas, a enmendar el despropósito.

La demanda de igualdad real que se nos presenta como sociedad generó, como sabemos, la necesidad de impulsar un trato desigual a manera de compensar esta discriminación por razones de género, cuota mediante.

Pero el problema no reside en aspectos metodológicos, reside en aspectos de formación y apreciación. Reside en ciertas limitantes culturales todavía no superadas de manera eficiente.

El escenario ideal para nuestro país, y por el cual deberíamos luchar como sociedad, es que la discriminación positiva no sea necesaria. Para llegar a ese ideal, se requiere de una serie de acciones y compromisos variados, cuyos efectos a largo plazo los dota de una permanencia que imposiciones legales no podrían contener.

Combatir desde la Educación las brechas de género desde la edad escolar es el paso inicial.

Debemos apuntar a garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos, y particularmente para las mujeres, a la vez de reducir las brechas existentes aumentando el acceso y apoyo para estudios básicos así como superiores y especializaciones, promover la capacitación política a mujeres, impulsar su participación en las actividades comunales así como de las partidarias y otro sinfín de acciones que podemos estimular como sociedad para lograr superar las barreras que nos dividen.

Según información del BPS, dentro de los empleos dependientes de industria y comercio la remuneración promedio es 24,5% mayor en hombres ($ 39.603) que en mujeres ($ 29.896). Esa brecha salarial se ha venido reduciendo cada año desde 2012, y en 2004 se ubicaba en 28,1%, pero de mantenerse ese ritmo de descenso, recién en 96 años se equipararían los ingresos de hombres y mujeres.

No solo debemos abolir las iniquidades actuales, sino promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y permanente, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente como Objetivo de Desarrollo Sostenible para todos, y para las mujeres en particular.

También incide el Hábitat y acceso a servicios, pues para las mujeres, la discriminación de género acentúa los riesgos y se añade a ellos. No poder ir en autobús a una clínica para dar a luz puede derivar en una discapacidad permanente o la muerte.

No obstante, vemos que se ha priorizado la concreción de grandes emprendimientos vinculados por ejemplo al espectáculo, olvidándose del creciente número de asentamientos donde se habita en forma infrahumana.

La vivienda digna no es solo un derecho, es una obligación de priorización como cometido del Estado, e ignorar este aspecto es atentar a la vida. Del que vive en condiciones insalubres en general, pero más aún de las mujeres, que junto a los niños son la población más vulnerable.

Apuntar entonces a la Educación, Economía y Vivienda digna son algunos de los aspectos impostergables para la equidad.

Soñamos con un país en el que ser hombre o ser mujer no sea restrictivo para participar en cualquier espacio de toma de decisiones públicas. Un país en el cual la paridad de género en el proceso electoral sea un reflejo de la sociedad y de la democracia. Por eso, entendemos que es innecesario y hasta contraproducente seguir impulsando reformas legales como única solución, las cuales no permiten visualizar el verdadero impedimento al que nos enfrentamos.

Dirijamos nuestros esfuerzos al problema que hay que combatir de raíz y forjaremos una sociedad más inclusiva y respetuosa de los derechos humanos.

Para los que apostamos al Batllismo como forma de vida, es un retomar la tarea que el Partido Colorado ha llevado a cabo en toda su historia, como pionero en el mundo con logros concretados, y siempre del lado del crecimiento del ciudadano.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.