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Blandura moral

Por Luis Hierro López

La indulgencia con que los dirigentes del Frente Amplio trataron a Calloia y a Fernando Lorenzo habla muy mal de todos los protagonistas del tristísimo episodio de Pluna y el aval fantasma

La sentencia del Tribunal de Apelaciones manteniendo en segunda instancia la condena al ex presidente del Banco Repúbica, Fernado Calloia, e imponiéndosela al ex ministro de Economía, Fernando Lorenzo, provocó reacciones indulgentes de parte del presidente Vázquez, el expresidente Mujica y el candidato oficialista Martínez, quienes, en una especie de competencia de buenismo e ingenuidad, se lanzaron a tejer elogios a esos ciudadanos.

Vázquez dijo que tiene “plena confianza” en esas personas, porque “actuaron de buena fe”. Mujica repitió esa muletilla: “sé que actuaron de buena fe”. Martínez fue más allá e indicó que “tiene plena confianza en la idoneidad moral y ética” de esos funcionarios.

Según el Tribunal, el expresidente del Brou “al amparo de la tosca excusa de estar en función del supuesto ‘interés nacional’ (...) lo que hizo Calloia fue determinar a los servicios técnicos del banco que presidía se saltearan todas y cada una de las más elementales reglas de prudencia que debe tener la actividad bancaria, con la finalidad de viabilizar el irregular de un aval”.

Para el Tribunal, Lorenzo abusó de sus funciones porque “es obvio y evidente que fue su inmenso peso político e institucional lo que impuso para que los servicios del BROU actuaran de la manera que lo hicieron”, y agrega que “decididamente lo suyo no se trató de una ‘simple llamada’ ya que actuaba como representante del Poder Ejecutivo. No llamaba a título personal, sino que cuando se comunicó con Calloia fue claro y precisó de que lo hacía ‘en nombre del gobierno, en nombre del poder Ejecutivo", expresó el fallo. Tanto Calloia como Lorenzo configuraron con su inconducta “un actuar indebido, ilegal, arbitrario”, lo que afectó “de manera grave la imagen, el prestigio” del Brou.

El asunto pudo haber sido mucho peor, porque en ese juicio pudo haber sido procesado el propio presidente de la República, el señor Mujica, a quien Lorenzo no quiso involucrar, aunque evidentemente fue el primer mandatario quien decidió dar el aval en forma express. Así surge de las propias palabras de Mujica, quien antes del remate había anunciado que el trámite de subasta iba a durar pocos minutos.

Es evidente entonces que toda la maniobra con el aval y el remate fue una farsa que le hizo daño al país, utilizado como escenario para las tramas delictivas de empresas fantasmas. Uruguay, que perdió mucha plata en todo el asunto de Pluna, debiendo pagar el Brou una multa tras su actuación irregular, quedó finalmente muy mal parado al ser manipuladas sus principales autoridades, en una operación oscura y ridícula. Nadie en su sano juicio puede por lo tanto elogiar a Calloia y a Fernando Lorenzo, quienes no sólo abusaron de sus potestades, sino que lo hicieron con irresponsabilidad, salteándose todas y cada una de las etapas de inspección y control que deben mantenerse en esos procedimientos. Por lo tanto, hablar de buena fe, de su idoneidad moral y técnica o de la confianza que generan, es realmente una burla a la ciudadanía, que advierte, con indignación, cómo el oficialismo intenta disimular sus enormes grietas morales. Resuenan todavía en los oídos de la población las palabras de defensa de Astori hacia el Cr. Bengoa, ya procesado. Calloia y Lorenzo, condenados en segunda instancia por la Justicia, no son ejemplo de conductas honestas y la ciudadanía debe repudiarlos.

Lamentablemente para el país, el Frente Amplio ha venido perdiendo sus límites morales. Los turbios negocios con Venezuela, las acusaciones que rozan a los Presidentes, la negativa a aceptar comisiones investigadoras ante desfalcos concretados en algunas empresas públicas, las aventuras irresponsables de Sendic y del senador de León, la irregular actuación del ex diputado Placeres al frente de la cooperativa Envidrio, y tantas otras situaciones que aún no se han aclarado, registran que hay una blandura moral cómplice, que impide a los gobernantes juzgar a los ciudadanos frenteamplistas que cometan delitos. La demora del oficialismo para sancionar a Sendic y el encubrimiento que los principales dirigentes oficialistas hicieron de las imposibles maniobras del exvicepresidente, son un testimonio fiel de esa indulgencia con que el otrora juez ético que creía ser el Frente Amplio, actúa desde que es gobierno.

Es triste que Uruguay, que siempre tuvo un bien ganado prestigio por la transparencia de sus instituciones y por la dignidad de sus servidores públicos, caiga en esta trampa en la que desde el poder se ocultan y encubren las actividades ilegales e inmorales de los principales funcionarios.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.