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Días de terror

El fanatismo sigue haciendo estragos, con víctimas de ambos lados, según el testimonio directo del corresponsal Edu Zamo.

Durante tres días se enfrentaron nuevamente el movimiento islámico Hamás, que gobierna Gaza desde 2007, y el ejército israelí. La segunda fuerza armada en la franja, aliada pero autónoma del gobierno, es la Yihad Islámica. Antes de la tregua que entró en vigencia el pasado lunes, 700 cohetes fueron disparados contra ciudades y campos israelíes, provocando cuatro muertos. Del lado palestino hubo 23 bajas, de las cuales 16 eran terroristas. Una madre y su bebé palestinos fueron víctimas -según reconoció Hamás- de un misil “mal lanzado”.

La violencia comenzó el viernes pasado, durante las concentraciones organizadas por palestinos cerca de la frontera. Un tirador disparó e hirió a dos soldados hebreos que custodiaban el lado israelí de la valla de seguridad, tras lo cual la Fuerza Aérea eliminó a dos activistas palestinos armados. Poco después Hamás comenzó un ataque masivo contra territorio israelí, lanzando cientos de cohetes hacia ciudades, cooperativas agrícolas (kibutzim) y pueblos de la zona. Del total de misiles lanzados, el avanzado sistema de intercepción llamado “Cúpula de Hierro” interceptó 240, dejando pasar a los que su sistema detecta caerán en zonas rurales. Sin embargo, una decena no fueron destruidos en el aire y provocaron daños en viviendas y varias víctimas.

Por su parte, Israel destruyó 350 objetivos de Hamás y la Yihad, entre ellos su sede de Inteligencia, y mató a Jamed Koduri, responsable de la transferencia de fondos iraníes a dichas organizaciones. La tregua dio nuevamente calma a la zona, hecho que Israel deseaba más aún que de costumbre, pues además de la tragedia humana que implica todo conflicto, el país organiza en pocos días el famoso festival musical “Eurovisión”, con decenas de naciones compitiendo y cientos de millones de telespectadores en todo el mundo. Es una oportunidad clave para que el país anfitrión muestre sus adelantos tecnológicos y bellezas naturales. Sin embargo, la ciudadanía quedó con un sentimiento amargo, pues como escribió la periodista Ana Beris “hace demasiado tiempo que la rutina es el péndulo entre períodos de calma y escaladas de violencia, siempre lanzadas cuando los terroristas deciden”.

La franja de Gaza tiene una superficie de apenas 360 km2 (dos tercios de Montevideo) y posee una población de 1.7 millones de habitantes. Larga y angosta, posee 40 km. de costa mediterránea -con las mejores playas de la zona-, 11 km. de frontera con Egipto y 51 km. con Israel. Situada en un lugar privilegiado, en la época bíblica estuvo gobernada por los filisteos, tradicionales enemigos de las tribus hebreas. Entre 1917 y 1948 formó parte del Mandato Británico. Si bien el plan de partición de la ONU votado en 1947 la incluía en un futuro estado árabe-palestino, fue ocupada por Egipto hasta la “Guerra de los Seis Días” en 1967, y desde entonces hasta el 2005 controlada por Israel. Tras el retiro total decidido dicho año por el Premier Ariel Sharón, y luego de un período gobernada por la “Autoridad Nacional Palestina”, surgida tras los acuerdos de Oslo, Hamás tomó el poder a sangre y fuego en 2007, y gobierna hasta hoy con mano de hierro. Desde entonces existen dos gobiernos palestinos rivales: el islamista radical de Gaza y el de Abu Mazen, con sede en Ramallah y autoridad sobre las zonas autónomas de Cisjordania.

La ideología de Hamás, expuesta en su Carta Fundacional, no reconoce la legitimidad de Israel, y pretende expulsar a todos los judíos y cristianos de la zona, para crear un estado teocrático islámico al estilo iraní. El Movimiento considera toda la región un “wakf”, es decir una “donación de Alá a perpetuidad para todas las generaciones musulmanas, hasta el Día del Juicio”.

Frente a este panorama, las posiciones dentro de Israel son variadas. Algunos políticos defienden la invasión de la franja, el derrocamiento de Hamás y su transferencia parcial luego a la Autoridad Palestina de Ramallah. Otros se oponen a dicha opción, debido al precio en vidas que inevitablemente implica el ingreso por tierra del ejército. Apoyan otras medidas que provoquen un levantamiento popular contra Hamás, como cerrar los cruces fronterizos por donde ingresan -desde Israel- alimentos y todo tipo de productos a la franja. En este punto es fundamental aclarar que el “bloqueo” de Gaza se refiere únicamente a las armas; no a ropas, medicamentos y mercaderías de todo tipo. Incluso la energía eléctrica que consumen los gazatíes proviene de Israel. La frontera que está cerrada de modo hermético, salvo breves períodos, es la egipcia, aunque este hecho nunca se menciona.

Dado este panorama político, la única opción para avanzar hacia un acuerdo global palestino-israelí, es la recuperación del gobierno de Gaza por parte de Abu Mazen y su movimiento, “Al Fataj”. Hamás nunca dejará de ser un grupo islámico fanático, como lo dice explícitamente su Carta Fundacional. Sólo con una autoridad palestina unificada, que controle los territorios autónomos y evite la violencia, se podrá alcanzar un arreglo de paz firme y seguro. Aunque se vea tan lejano.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.