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El colmo del dirigismo
 El Banco de Previsión Social recordó en estos días, a través de avisos, que los arreglos en las casas, aunque sean los más sencillos, como pintar una pared o arreglar una humedad, tienen que ser inscriptos y autorizados previamente. Se trata de la aplicación de una norma que proviene de la dictadura y expresa, claramente, el absurdo de un Estado que quiere meterse en todo. Richard Read sostuvo que la norma es inaplicable.
El BPS exige registrar todas las obras realizadas en viviendas privadas y cumplir con los aportes patronales correspondientes. Se exceptúa a las realizadas por “mano de obra benévola”, pero esta condición debe declararse previo a comenzar con las obras. Además, el BPS debe estudiar la “idoneidad” de las personas que hacen las tareas. Para ello tienen que presentar ante el organismo “títulos o escolaridades”.
Precisamente en estos días de Carnaval, período que muchas personas aprovechan para hacer esos pequeños arreglos, el BPS intensificó la publicidad referida a las normas vigentes, lo que provocó reacciones muy adversas.
El dirigente sindical Richard Read, con la contundencia que lo caracteriza, expresó que “una cosa es si yo hago una reforma de dos dormitorios, si hago una planchada, pero no se puede ir al extremo de tener que registrar que pintás una pared. ¿Qué le importa al BPS como yo pinté mi casa?”
El veterano dirigente sindical consideró que esta reglamentación es una “locura” y agregó que con el actual régimen “el 95% de las personas no lo va a hacer”.
Read dijo que la normativa aplicada actualmente está “lejos del sentido común” y recordó que proviene de la ley 14.411, aprobada en 1975 por el Consejo de Estado y firmada por su vicepresidente Aparicio Méndez.
Para Read, la normativa debió haber sido modificada en los sucesivos gobiernos, de forma de asegurar el combate a la informalidad, pero logrando un régimen “ni tan calvo ni con dos pelucas”. |
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