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Las preocupaciones de Miranda y los desvaríos de Muñoz
 Para erigirse en juez de conductas ajenas, es menester contar con una foja intachable. No es el caso del Frente Amplio.
Se aproxima el inicio del largo calendario electoral uruguayo y las especulaciones sobre cómo será su desarrollo comienzan a florecer. El pasado viernes 8 de febrero, el presidente del Frente Amplio, Javier Miranda, manifestó preocupación por el “tono” que, según él, viene tomando la campaña electoral. “La campaña sucia es un triunfo pírrico porque destruye la institucionalidad democrática”, declaró Miranda a la prensa.
Si no fuese porque el propio Miranda argumentó recientemente que la oposición uruguaya está “mucho más preocupada de ver si pueden conseguir diez votos que por Venezuela” o que el propio Frente Amplio, en una resolución del año 2016, defendía a Raúl Sendic y afirmaba que los medios de comunicación y los partidos de la oposición “desestabilizaban la democracia”, el lector no dudaría en acusar recibo de las preocupaciones del dirigente frenteamplista.
Pero, incluso, si hiciésemos el esfuerzo de no atribuir intenciones a los sucesos antes mencionados, es innegable que el Frente Amplio carece de un sentido de la justicia en cuanto a “tonos” se refiere. Casi en simultáneo a las declaraciones de Miranda, la Ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, que meses atrás se refería a los evangélicos como “plagas”, buscó desacreditar al Senador Luis Lacalle Pou acusándolo, entre otras cosas, de desconocer “la vida diaria de la mayoría de los uruguayos” por “vivir en un barrio privado” y de “no tener una carrera política propia”, habiendo sido electo “por los votos de su mamá”.
Lejos de ofrecer una disculpa, al menos por cortesía, la Ministra dobló la apuesta y aseguró que “yo no creo haber ofendido a nadie. Pídanle la historia laboral a Lacalle Pou”, “nunca trabajó como trabaja el pueblo [...] como el que se levanta a las 7 de la mañana”. Sobre esto, Miranda dijo no tener “ninguna opinión que expresar al respecto”.
En definitiva, en momentos en que las mentiras se difunden y amplifican con una rapidez sin precedentes, queda claro que el Frente Amplio carece de autoridad para formular juicios en lo que a subidas de “tono” refiere. |
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