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Antonio “Manino” Mercader
El domingo 27 de enero publicó su último artículo en El País. Hizo el esfuerzo de escribirlo, pese a que ya el cáncer que arrastraba hacia un año y medio lo tenía cercado. Este epílogo vital define a Antonio Mercador como lo que fue por encima de todo: un formidable periodista, de vocación y estilo.
Político de convicciones democráticas sólidas, polemista que en las Tertulias del Espectador lucía a semana a semana su pensamiento, publicista imaginativo e inquieto, su mejor definición era justamente la del periodista. En este escenario, Mercader exhibía una cultura refinada, actualizada siempre al último libro, al debate del momento, escribiendo con un estilo fluido y ameno, en que el texto se desliza con naturalidad tanto en la narración como en la opinión. Su instinto para la noticia le llevó a la conducción periodística de La Mañana y El Diario, recalando finalmente en El País, donde semanalmente nos regalaba artículos que eran como relámpagos en la oscuridad.
Destacado Ministro de Educación de los gobiernos de Luis Alberto Lacalle y Jorge Batlle, militó en el Partido Nacional con entusiasmo, acompañó en su tiempo a Wilson y luego a Luis Alberto Lacalle. En ese mundo transitaba con facilidad, diálogo abierto a todos los horizontes, severo a veces en sus críticas, aunque siempre desde un estilo de altura, que no caía nunca a las vulgaridades tan a la moda en estos tiempos.
Amable, afectuoso amistoso, irradiaba una simpatía que había heredado de su padre, un republicano español que vino a dar a Montevideo en los años 50 y trajo a su hijo, nacido en Madrid, que devendría un uruguayo raigal, desde la inteligencia para entender este pueblo y esta tierra.
A su esposa, la contadora Rosario Medero, y a sus hijos, extendemos nuestra expresión de pesar, con la melancolía de que todos perdamos a un ser humano de selección, dicho esto en la dimensión más profunda de ese calificativo.
J. M. S. |
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