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LA STB, un libro revelador

Por LA LIBRERIA

La STB. El Brazo de la KGB en Uruguay. Editorial Planeta, Noviembre 2018. 463 páginas.

“Madre, yo al oro me humillo, Él es mi amante y mi amado, Pues de puro enamorado, De contino anda amarillo. Que pues doblón o sencillo, hace todo cuanto quiero, Poderoso Caballero es don Dinero” (Francisco de Quevedo y Villegas).

No encontramos modo más adecuado para iniciar este comentario, que encabezarlo con la “letrilla satírica” de Francisco de Quevedo, porque este libro, fruto de una minuciosa y documentada investigación periodística, nos informa sobre las actividades en Uruguay entre los años 1948 y 1989 de la Státná Bezjecnost (SBT), la agencia de investigación checoeslovaca y a su vez de ésta con la agencia rusa (KGB) y nos enrostra que a veces, algunas ideologías proclamadas hasta la muerte, tienen precio.

Los autores Vladimir Petrilák y Mauro Abranches Kraenski, son periodistas e investigadores. El uno nacido en Checoeslovaquia y el otro en Brasil, aunque vive y trabaja en Checoeslovaquia. Ambos han publicado libros sobre los servicios secretos de ese país en Brasil y América Latina.

La pregunta que nos hacemos es: ¿Porqué Uruguay? La respuesta está en el libro, donde se señala que si bien no es el país más importante desde el punto de vista de las actividades operacionales de la STB, si lo era desde la visión de tranquilidad o las escasas posibilidades de ser descubiertos, a diferencia de lo que ocurría en Brasil o Argentina. Por otra parte, América Latina era considerada como “el patio trasero” de Estados Unidos y “por eso los servicios de inteligencia comunista debían conducirse con el mayor cuidado posible”.

El nivel que llegó la participación checoeslovaca en Uruguay lo justifican los autores, como un territorio importante en el juego de la guerra fría. Así, de una forma u otra se lograron captar agentes y otros contactos o colaboradores “no agentables”.

En la terminología de los servicios de inteligencia del Este, “Agente” significa colaborador secreto, informante. Es decir, ciudadano de un país extranjero, que trabaja en beneficio del servicio de inteligencia. En Occidente “Agente” es un funcionario de inteligencia.

Para cada país en que “trabajaba” la SBT, se le asignaba una letra del alfabeto con el cual comenzaría su nombre, un seudónimo. Así para Uruguay, se asignó la letra R. Y los agentes o colaboradores, son indicados en el trabajo, con la oportuna aclaración de su nombre real-Rifle; Ríos; Ramo; Raro, Resk, Rajka,Risk etc.

A partir del descubrimiento casual de quién era Ríos, - considerado por el servicio de inteligencia como el mejor agente en América del Sur- los periodistas, que en principio creían se trataba de un funcionario brasileño, y que resultó ser el ex Secretario General del Partido Socialista del Uruguay y ex diputado Vivián Trías, es que investigan la actuación de la STB en Uruguay.

A través de Rios, se llega de un modo u otro en distintas calidades de colaboración, a Consejeros de Gobierno, Periodistas; Economistas, Historiadores, Secretario e hijo de un Ministro, Políticos, etc.

Algunos, puede admitirse que fueron reclutados bajo “falsa bandera”, que quizás creían que cooperaban con una organización de inteligencia del Partido Socialista del Uruguay, y no con una agencia de espionaje. Pero en otros, la mayoría, si lo sabían, está la documentación probatoria del dinero que recibían, hasta con recibos firmados con su nombre verdadero, “que los compromete con su entorno y ellos lo saben muy bien”. Había una orden de hacerles firmar los documentos, además de llevar un registro de los regalos, bebidas alcohólicas (Whisky y Cigarrillos-importados, obviamente, por la Embajada Checoeslovaca). No faltó tampoco la extorsión, en el caso de un diplomático uruguayo, en base a su orientación sexual o el incorporar a un Embajador al Servicio de Contrainteligencia Interna, en base a su afición por antigüedades.

Es paradigmático el caso del agente Rajka, registrado con la letra R (Uruguay) y A (agente) que no fue otro que Guillermo Bernhard – contador , economista que llegó a Director del diario Época - el que, una vez captado por el servicio de inteligencia, solicitó y obtuvo reiteradas sumas de dinero para mantener el periódico, pero también publicó un folleto en 1971,” El problema de la carne- (Banda Oriental 47 páginas) “financiado los dos tercios de 5000 ejemplares, por el Frente Amplio y el resto por Rajka o sea STB”.

Llama la atención, el interés que manifestó la agencia cuando solicitó a Rajka (Bernhard), informe sobre Eduardo Galeano, que se desempeñaba en Época como periodista, que no fue reclutado por la STB, pero, como señalan los autores, el hecho que el servicio de inteligencia quisiera conocer datos acerca de él es interesante, porque la solicitud de información no es casual y puede ser que estuviera cumpliendo la solicitud de otros interesados. Se insinúa así, que quienes estaban interesados serían los servicios de inteligencia rusos, por otra afirmación en el libro, en el sentido que jamás se solicitarían datos de una persona sin un objetivo, agregando, que los servicios de inteligencia rusos exigían información a servicios satélites pero entregaban a estos lo que les parecía.

En definitiva, un libro que puede ser el inicio de otras investigaciones en los mismos archivos de Praga, que están abiertos a quien los solicite y que, tal vez, como en este caso, nos traigan muchas y hasta decepcionantes sorpresas.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.