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Agrandando la Brecha

Por Consuelo Pérez

Nuestra sociedad se encuentra dividida, fraccionada por una fisura invisible pero perversa, provocada entre muchas cosas por el accionar del gobierno en lo que refiere al contacto con la misma, y al irrespeto de los derechos de sus habitantes.

La clasificación entre honrados de izquierda y corruptos de derecha, entre “cajetillas y laburadores”, entre profesionales y analfabetos, y un sinfín de falsas oposiciones, se viene dando desde hace años en el discurso de la “izquierda”, pero ha sido intencionalmente magnificada los últimos años, con motivos espurios, pues no apuntan a aspectos constructivos.

Pero como la verdad tarde o temprano aparece, los discursos vacíos vienen cayendo por su propio peso, y las promesas de cristalinidad para combatir a los supuestos corruptos, han terminado con procesamientos, renuncia de un vicepresidente por corrupción, y negación constante y contumaz de la “fuerza política que nos gobierna” (sic) ante todo pedido de investigación que pueda suponer malversación de fondos, aun cuando el Tribunal de Cuentas lo observe hasta el cansancio.

Es agrandar la brecha construir un edificio no prioritario, mientras miles viven en asentamientos. Es agrandar la brecha gastar el doble en ello y negarse a dar explicaciones.

También lo  es menospreciar los reclamos para poder conservar la vida en una sociedad donde la delincuencia campea, asalta, mata trabajadores, explota cajeros, ante la incapacidad complaciente  de los responsables del Ministerio del Interior, aferrados a sus sillones tanto como a su incompetencia manifiesta.

La soberbia es, junto a la incapacidad, un ingrediente imprescindible para que el doble discurso que atenta contra el pueblo prospere, y en ese sentido la receta está completa.

Las mayorías parlamentarias, en vez de ser herramientas para cumplir con “el programa”, han sido cobijo de la ignominia, del cerrar los ojos a propuestas útiles, han manoseado y mancillado al pueblo que dicen representar.

Los hechos recientes –los de la Ruta 30, porque hay muchos– donde todos vimos a un ministro patoteando con sus adláteres a un manifestante que deseaba expresarse, son una triste demostración de hasta donde se está dispuesto a faltar el respeto al pueblo, A todo el pueblo.

Como en oportunidades anteriores, se intenta además “escrachar” al patoteado, publicando su supuesto prontuario –como si una cosa tuviese que ver con la otra– con la absoluta falta de vergüenza que supone esconder el propio, conocido y aborrecido por todos los demócratas.

Es esa actitud una señal de que nada les importa. Entre otras cosas, porque sabe el ministro y quienes lo apoyan, que en esa mitad incondicional que con argucias han logrado crear, habrá gente que defienda lo indefendible.

También es esa actitud –como otras plagadas de soberbia– indicio de nerviosismo, de incapacidad de dialogo constructivo ante una sociedad que paulatinamente, día a día, percibe el fracaso de una entelequia que nunca existió como forma estructurada para dar cumplimiento a las reales necesidades de la gente, y va cambiando de “mitad”, inexorablemente.

Aprovechemos la Democracia que aún nos queda para retomar el camino del bienestar de todos, sin averiguar antecedentes, y soldar la fisura con la algunos están cómodos.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.