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Entre Carolina y el Intendente Martínez: ¿quién va a cuidar de nuestros pesitos?

Por Luis Hierro López

El Antel Arena no salió ni U$S 40 millones, que es lo que había calculado la ministra Cosse al principio. Ni U$S 82, que es lo que las autoridades empezaron a admitir últimamente. La aventura de la ministra-candidata costaría, al final, U$S 110 millones, según informaciones que se han divulgado recientemente. Gasto público irresponsable, riéndose de los controles del Tribunal de Cuentas. Mientras tanto, el intendente Martínez, basa su candidatura en la gestión, promovida tras 30 años de gasto inútil. En 1989, último año de las intendencias coloradas, el presupuesto municipal era de U$S 85 millones. Ahora es de U$S 658 millones, casi ocho veces más. Ocho veces más de impuestos, pero mucho menos de servicios y contraprestaciones. El modelo frenteamplista de gastar más y apretar al contribuyente no puede seguir.

Resulta ser que el Antel Arena, el estadio que iba a costar según la ministra Cosse U$S 40 millones, habría salido, en total, U$S 110 millones, según informaciones que volcó el periodista Juan Miguel Carzolio recientemente. De confirmarse esas cifras, escandalosas, habría que hacerle un juicio a la señora Cosse, quien prometió en público un costo de U$S 40 millones y luego fue acomodando las cifras al compás del crecimiento de su candidatura. Es plata de todos nosotros, pagada con las costosas tarifas de Antel.

El otro candidato visible del Frente Amplio, el ingeniero Martínez –ambos ingenieros, ¡y tan malos con los números!– dice que ha hecho una buena gestión, que no se advierte en la calidad de vida de Montevideo, que no disfruta de grandes obras ni de planes estructurales. Su administración es ni fu ni fa, pero la historia lo condena: tras 30 años de municipios frenteamplistas, no hay mejoras en el tránsito, ni en la recolección de residuos, ni en la recuperación de los barrios rezagados. No hubo obras importantes para mejorar la circulación vial y apenas se amaga con un subte, muy pequeño y anecdótico, en Garibaldi ante la invasión de automóviles. Montevideo es una ciudad sucia, sin buena iluminación en las calles, sin transporte ágil. Eso sí, nos cuesta ocho veces más de lo que nos costaba con los gobiernos colorados: los montevideanos pagamos tributos municipales, especialmente patente de automóviles y contribución inmobiliaria, ocho veces mayores que en 1990. Pero no hay, ni soñando, servicios ocho veces mejores. Han crecido los asentamientos –en 1985 vivían 40.000 personas en ellos, en Montevideo; hoy viven 200.000– y la ciudad vieja y el centro se encuentran abandonados y sucios. La inseguridad prevalece en todos los barrios. Las personas “sin techo” duermen por todos lados y ante ese drama, el intendente Martínez sólo atinó a enviarle una carta al presidente Vázquez, lavándose las manos. Previsiblemente, Vázquez no contestó. El Mides se lava las manos hace tiempo. Pero, eso sí, la Intendencia nos cuesta ocho veces más que hace unos años.

Lo mismo ocurre si analizamos otras áreas del Estado, donde el Frente Amplio creyó que gastando más iba a mejorar la gestión. Eso pasó con el Ministerio de Interior y con la Enseñanza, donde nos encontramos con grandes desastres. Ni que hablar de los despilfarros de los gobiernos recientes. Ancap, el Fondes, Pluna, el puerto de aguas profundas.

El modelo frenteamplista de gastar más y sin contraprestaciones, se ha agotado. Sin olvidarnos de que, en el caso del Antel Arena, se han violado todas las normas, contrariando las disposiciones legales y constitucionales. Dicen que la Justicia tarda, pero llega.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.