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Gerardo Tovagliari

El prematuro fallecimiento de Gerardo Tovagliari trunca una vida generosa y priva al Partido Colorado de un servidor ejemplar.

Hondo pesar provocó el fallecimiento de Gerardo Tovagliari, portavoz colorado de la generación de 1980. Apareció a la vida pública en las primeras jornadas de movilización en torno al plebiscito sobre el SI y el NO, destacándose por su decidida actitud democrática y republicana. Desde entonces, Gerardo estuvo fielmente ligado al Batllismo, a cuyas reuniones y asambleas siempre concurría con su sonrisa, su cordialidad y su hondo sentido de la amistad, esa virtud de los hombres buenos.

Fue fundador, como muchos de nosotros, de la Lista 85, Libertad y Cambio, y trabajó muy estrechamente con el Dr. Enrique Tarigo, de quien fue su seguidor, su amigo y su secretario político. Por su afabilidad, se había ganado la confianza de todos los dirigentes e interlocutores políticos, que sabían que podían contar siempre con la discreción y el buen criterio de Gerardo.
Fue edil de Montevideo, actividad a la que dedicó lo mejor de sus esfuerzos y fue también titular del Comité Ejecutivo Departamental del Partido.

Pero más allá de sus contribuciones a la actividad pública, sus amigos recuerdan su condición humana. Dos compañeros así lo han señalado estos días en las redes. José Luis Ituño escribió lo siguiente: “Tuve la inmensa dicha de compartir con él los últimos cuatro años en un grupo de amigos que nos juntábamos a comer un asado una vez al mes en el "El Quincho de Diego". Un grupo de batllistas anarcos, locos y soñadores que asado tras asado arreglábamos el Uruguay. Gerardo siempre fue muy cuidadoso, sus palabras siempre fueron de calma, de serenidad y de esperanza”.

Ope Pasquet, por su lado, trazó esta semblanza: “Era un hombre íntegro, hecho de una sola pieza, sin dobleces. Sus convicciones eran profundas y firmes; su juicio, claro; su palabra, serena. Hablaba llanamente y no andaba con vueltas para decir lo que pensaba, más lo hacía siempre de manera ponderada y sobria, sin salidas de tono, sin excesos. Era absolutamente leal al Partido Colorado y al Batllismo, pero no era incondicional de nadie. A Gerardo había que convencerlo con argumentos, y si no estaba de acuerdo con lo que se le proponía lo decía abiertamente; por eso mismo su apoyo valía tanto.

El viejo compañero de tantas jornadas nos deja, al partir, el recuerdo luminoso de su hombría de bien, su palabra franca, su conducta recta; lo habremos de conservar en un rincón selecto de nuestra memoria, junto a la imagen del Dr. Tarigo y la bandera de la 85”.

Gerardo había sido operado del corazón hace cuatro años y estaba ahora por ser intervenido nuevamente. La última vez que hablé con él lo encontré debilitado, pero con la esperanza de superar su carencia a través de la nueva cirugía. No pudo ser.

La legión de sus amigos vivimos un momento de tristeza, pero como tuve oportunidad de decirle a su hijo Horacio durante el velatorio, el paso del tiempo le va a permitir sustituir ese dolor por el orgullo del recuerdo imborrable que ha dejado su padre. A él y a su madre Sandra les expresamos toda nuestra solidaridad.

L.H.L.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.