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La prueba de la infamia
 Alur vendió su famosa avioneta en 133 mil dólares menos de lo que gastó al comprarla. Ahora la aeronave no es “estratégica”. Es una muestra clara del despilfarro en el que incurrió el frenteamplismo.
Nunca se fundamentó bien la razón por la que Alur necesitaba una avioneta. Los directivos de la empresa están asentados en Bella Unión y alguno que tuviera que ir desde Montevideo, una o dos veces por mes, podía contar con los servicios de transporte departamental o con los autos oficiales. La compra del avión fue un delirio de grandeza de Raúl Sendic y los suyos, entre ellos el actual senador Leonardo de León, quien pagó sus vacaciones en las cataratas del Iguazú con las tarjetas corporativas.
La avioneta viajó mucho a Buenos Aires, en cuarenta y dos oportunidades en dos años, por lo que el libro de las periodistas Viviana Ruggiero y Patricia Madrid sobre Sendic sugiere que esos traslados misteriosos, realizados algunos a horas tan inusuales como las 4 de la madrugada, estuvieron vinculados a las ilícitas travesías de los “valijeros k”. Se pudo confirmar que, en uno de sus viajes, la avioneta trasladó al ex ministro kirchnerista Axel Kiciloff. Todos esos movimientos aún no fueron develados por la Justicia, que en principio no prestó especial atención al asunto.
Mientras tanto, Ancap consideró ahora que la posesión de la avioneta no es una necesidad estratégica por lo que la puso a la venta. Había costado U$S 385.000; luego se intentó vender por U$S 320.00 y ahora la “rematan” en U$S 252.000.
La letra del viejo tango “A la luz del candil”, que relata la melodramática historia de un matrero que mató a su novia, rezaba que “las pruebas de la infamia las traigo en la maleta”, refiriéndose a las trenzas de la desdichada mujer. Bueno, si alguien quiere saber cuáles son las pruebas de la infamia que hizo el Frente Amplio con el gasto público, alcanza con acordarse de la avioneta. Un testimonio irrefutable del despilfarro, los negocios turbios y la mala administración. |
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