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“El pueblo, unido, jamás será vencido”

Por Consuelo Pérez

El estado permanente de inseguridad en que vive hoy en día nuestra población, ha generado respuestas hasta ahora nunca vistas en nuestro país, como lo son el corte de vías de circulación por ese motivo.

En efecto, en forma cada vez más frecuente, se ha recurrido a esa forma de protesta, que en los últimos días ha sido recurrente y reiterada:

En un hecho sin precedentes en la historia del departamento de Salto, centenares de personas reunidas en las inmediaciones de “La Gaviota”, cortaron el tránsito de la Ruta 3 por espacio de tres horas y media, y eso, sumado a la quema de cubiertas hizo que la ciudad quedara aislada del sur del país.

A su vez, cientos de personas se reunieron en una movilización espontánea en la ruta Interbalnearia, junto a la estación de servicio donde trabajaba la mujer de 45 años que fue asesinada durante un intento de rapiña, para reclamar por mayor seguridad.

El corte se realizó a la altura de Pinamar en ambos sentidos y generó una fila muy extensa de vehículos que estuvieron mucho tiempo detenidos debido a la movilización.

Mencionamos sólo estas acciones, pues son representativas de muchas otras similares que se dan constantemente en distintos puntos, con más o menos participantes, pero con la misma indignación hacia las autoridades del gobierno.

Es que se conjugan muchas causas para que la protesta exteriorizada se materialice, entre ellas:

Incumplimiento de la promesa electoral de Vázquez, que demagógicamente anunció un abatimiento del 30% en ese sentido, y el resultado ha sido el opuesto, con un sostenido crecimiento de la delincuencia y de las muertes.

Ausencia absoluta de sensibilidad de las autoridades hacia las víctimas, en todos los aspectos que la agresión a las mismas supone.

Oídos sordos a las exigencias ciudadanas y a las propuestas concretas de la oposición, las que duermen en cajones del Palacio Legislativo en un empecinamiento a esta altura de los acontecimientos, absolutamente inentendible, gozando del mayor presupuesto de la historia para dar respuesta.

Paralelamente escuchamos a diario que “la izquierda” ha descuidado un fenómeno que, como sabemos, golpea sobre todo a los más pobres, al ver en el delincuente a una víctima de la sociedad. Y entiende a la seguridad como un reclamo de “la derecha”.

Asistimos a diario a una "cultura de la excusa" que hace que se ignore a la víctima –y hasta se la responsabilice– para asumir de distintas formas la defensa del que viola la ley. Privilegiar las causas sociales en la explicación de los motivos del delito, es una cosa. Renunciar a combatir la delincuencia es otra, y los hechos dicen que, por omisión, por incapacidad, o por ambas cosas, hoy es así, y eso es lo que se manifiesta, por ejemplo, en los “cortes de ruta”.

Es que nos obligan a pensar que en el imaginario “progresista”, la lucha contra el delito está siempre asociada con la limitación a la libertad individual. No hay duda de que pueden cometerse abusos en la represión de la delincuencia, pero resulta que en el estado de derecho existen múltiples mecanismos para prevenirlos y evitarlos, por lo tanto, no pueden ser la excusa para una inacción como la que hoy tenemos, la que acaba atentando, y en mucho mayor medida, no sólo contra la libertad individual, sino contra la vida misma.

En este escenario donde el “nuevo proletariado” parecen ser los delincuentes, se atenta contra la vida del verdadero trabajador, y se lo amenaza con represalias cuando, impotente, se manifiesta en la calle.

Y no se trata de si debe o no haber militares en las calles: no debe haber delincuentes, impunes y confiados, en ellas.

El texto del título de esta nota, es lo que cantaban los ofuscados ciudadanos en uno de los cortes.

Atentos a los “autores intelectuales” del slogan, el lector sabrá apreciar la paradoja...
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.