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El FMI advierte que el ajuste deberá ser profundizado para alcanzar la meta de bajar el déficit fiscal al 2,5% del PIB.

En la Rendición de Cuentas votada en 2016 se incluyó —como recordará el lector— un paquete de “consolidación fiscal”, o sea, un ajuste. El mismo, entre otros aspectos, incluyó incrementos del IRPF para determinadas franjas de ingresos. Se trataba de abatir el monumental déficit en las cuentas públicas que se heredó del “mujicato”. Ese mismo déficit que en la campaña electoral de 2014 Astori negaba su existencia por lo que descartaba también cualquier ajuste, mintiendo a cara de perro.

El propósito de ese ajuste, que entró en vigencia el 1° de enero de 2017 y se complementó con las sucesivas fijaciones de tarifas públicas (que tuvo una “precuela” el 1° de enero de 2015 con otro ajuste “sobregirado” de tarifas como una ayudita de Mujica a Vázquez), incluida la última, era recaudar U$S 500 millones y así llevar al déficit un 2,5% del PIB. La verdad es que casi ni se movió la aguja del rojo de los números fiscales, tal como lo previmos en CORREO, por la sencilla razón de que la mayor recaudación resultó neutralizada por un mayor gasto.

En 2016 y en 2017 el gobierno, haciendo de tripas corazón, debería haber congelado el gasto y ahorrar el adicional que el imprevisto crecimiento del PIB le brindó y así poder aflojarle la cincha a la producción y a la población en general. Pero con el Frente Amplio, tal ejercicio de sensatez es impensable. Uno tiene la impresión que ni el Presidente Vázquez tiene cabal idea del lío de órdago que tiene entre manos (en rigor, lo tiene el país) o le importa un bledo y aspira a flotar hasta el 1° de marzo de 2020 y que sea otro el que arregle el desbarajuste.

Ahora, una vez más, alguien de afuera —con el lenguaje diplomático que caracteriza a esos funcionarios internacionales— vuelve a llamar la atención del gobierno sobre la necesidad de tomar medidas rápidamente. En efecto, el jefe de misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dr. Jan Kees Martijn, señaló que “dado que el déficit parece ser un poco más grande de lo esperado, el ajuste restante deberá ser un poco mayor para alcanzar el objetivo de un déficit del 2,5% del PIB para 2019”, agregando que “este objetivo sigue siendo apropiado y realista”.

En buen romance, lo que el holandés le está diciendo al gobierno es: “Muchachos, pónganse las pilas porque el déficit sigue fuera de control”.

El objetivo de llevar el déficit a un 2,5% del PIB (que es una meta modesta) sin duda alguna es apropiado. Pero... ¿realista? El Dr. Martijn no conoce al Frente Amplio o finge no hacerlo para estimular a las autoridades, porque si el Ministerio de Economía no pudo llevar adelante todo su programa de “consolidación fiscal” fue porque el Frente Amplio —sus legisladores, algunos de los Ministros y en ciertos aspectos el propio Vázquez— no se lo llevó. ¿Alguien puede pensar que en la Rendición de Cuentas que se votará este año, la previa al año electoral, el Frente Amplio podría llevarle un ajuste “un poco mayor” que implique un recorte o, cuando menos, un congelamiento de gastos?

Así las cosas, las alternativas que se visualizan son solamente dos: un nuevo torniquete tributario o el “dolce far niente” y que se arregle como pueda el gobierno próximo. En cualquiera de las dos hipótesis, la gente terminará pagando el pato.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.