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Un indulto que divide

El indulto a Alberto Fujimori ha enfurecido a una parte del Perú y pone dudas sobre la estabilidad de la presidencia de Kuczynski, según interpreta The New York Times en la nota que acá reproducimos

Alberto Fujimori, el expresidente peruano encarcelado por violaciones contra los derechos humanos, recibió un indulto el domingo por la noche, una decisión que ha provocado protestas en toda la nación andina.

El perdón de Nochebuena fue aprobado por el presidente Pedro Pablo Kuczynski, quien el jueves sobrevivió por poco a una moción del Congreso para destituirlo por acusaciones que lo vinculan con el caso de corrupción Odebrecht que ha sacudido a América Latina.

Kuczynski resistió al intento por sacarlo de su cargo explotando las divisiones internas de Fuerza Popular, el principal partido de oposición liderado por Keiko Fujimori, hija mayor de Alberto Fujimori. La lideresa de Fuerza Popular, que perdió por un estrecho margen las elecciones presidenciales con Kuczynski en la segunda vuelta de junio pasado, se había distanciado de su padre.

Pero una facción de ese partido, influida por el hermano menor, Kenji, se separó de las directrices de Keiko la semana pasada y se abstuvo de votar, negando a los enemigos de Kuczynski la gran mayoría necesaria para removerlo del poder. El hermano menor había solicitado el indulto, por lo que la decisión de Kuczynski es vista como una forma de recompensar a Kenji Fujimori por su ayuda.

El hermano menor de los Fujimori es considerado por algunos como una cara más agradable y prometedora para el partido, en comparación con su hermana, que ha fracasado en dos ocasiones que se postuló a la presidencia del país. Tanto Keiko como Kenji Fujimori emitieron declaraciones agradeciendo el indulto.

Inmediatamente, varios políticos opositores denunciaron el indulto que entró en vigor a las 6 de la tarde del domingo. Incluso los antiguos aliados de Kuczynski calificaron la decisión como preocupante. El congresista Alberto de Belaunde dijo que renunciará al partido del presidente.

Alberto Fujimori, de 79 años, habría permanecido en prisión hasta los 93 años si hubiera cumplido su sentencia completa. Argumentando problemas de salud como arritmia, cáncer de lengua y otras dolencias, Fujimori había solicitado un indulto humanitario debido al deterioro de su salud. El viernes fue trasladado de su celda a un hospital después de sufrir una caída en la presión arterial, según dijeron los médicos.

La presidencia de Perú dijo en un comunicado que un consejo médico había determinado “que Fujimori padece de una enfermedad progresiva, degenerativa e incurable y que las condiciones carcelarias significan un grave riesgo a su vida, salud e integridad”. El informe de la junta fue presentado a la Comisión de Gracias Presidenciales que recomendó que se le otorgara el indulto a Fujimori y a otros siete internos “por razones humanitarias”.

Ronald Gamarra, un abogado de derechos humanos y fiscal anticorrupción, descartó estas razones. “Este indulto es falso y bajo ninguna circunstancia debe considerarse un perdón humanitario”, dijo Gamarra. “Es un perdón político”.

Hijo de inmigrantes japoneses, Fujimori era un desconocido ingeniero agrónomo sin experiencia política cuando se postuló para la presidencia en 1990. Asombró a la nación al quedar en segundo lugar y luego derrotar en la segunda vuelta al favorito de esas elecciones, el escritor Mario Vargas Llosa.

Los partidarios de su gobierno señalan que Fujimori ayudó a controlar la hiperinflación, el desempleo y la mala administración; que originó crecimiento económico y frenó el tráfico de cocaína.

Pero también atropelló a las leyes e instituciones de Perú. Fue elogiado por reprimir a Sendero Luminoso y al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, pero la brutalidad de sus métodos generó críticas en todo el mundo y finalmente lo llevó a la cárcel.

Su caída fue tan dramática como su ascenso. Fue expulsado del poder en el año 2000 después de que un canal de televisión transmitiera un video que mostraba a su jefe de inteligencia, Vladimiro Montesinos, tratando de sobornar a un congresista. Fujimori huyó a Japón desde donde envió su renuncia por fax.

Luego fue extraditado a Perú desde Chile en 2007 y tras un juicio fue sentenciado a 25 años de prisión por las atrocidades de una unidad militar que al inicio de su presidencia mató a 25 personas.

“No habrá paz, ni democracia ni justicia hasta que no se respete el dolor de los familiares que son víctimas de las atrocidades de Fujimori y Montesinos”, dijo el domingo Marisa Glave, congresista por el partido izquierdista Nuevo Perú.

Se cree que Fujimori fue el primer expresidente electo democráticamente en el mundo en ser declarado culpable de violaciones de derechos humanos en su propio país. Pero incluso desde la prisión, continuó dirigiendo el apoyo de sus bases electorales. Los partidarios de Fujimori salieron a las calles cerca del hospital donde lo trataban para celebrar, con camisetas blancas que decían “Libertad para Fujimori”.

Marco Arana, un congresista del partido de izquierda Frente Amplio, condenó el indulto como una “bofetada” y dijo que polarizaría al país. “Rechazamos este acto criminal”, dijo Arana. “El presidente cometió un error y es un acto de política criminal”.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.