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Pasando raya
Por Alfredo Menini
El año 2017 entra en sus últimos días e inevitablemente todos, consciente o inconscientemente, reflexionamos y sacamos conclusiones sobre lo que sucedió durante el decurso del año, tanto en lo personal, en lo que hace a nuestra familia y en lo referido al país. En el marco de esos pensamientos, la política ocupa un importante lugar, aunque muchos ciudadanos crean que no es así y que pueden prescindir de ella.
La política está presente y siempre lo estará en la vida de cada uno de nosotros y nuestro actuar influye en una manera u otra en situaciones que conllevan a decisiones a nivel del gobierno de turno. El que cada día más ciudadanos de bien y con la mira alta resuelvan incorporarse a la actividad política le estará haciendo un bien al país, a su familia y a sí mismos.
En estos tiempos en los que se vislumbra que se le da más importancia al personalismo que a las estrucuturas partidarias, invitamos a reflexionar que nunca un hombre podrá ser el responsable de un buen o un mal gobierno. Siempre deberá tener una estructura partidaria fuerte y consolidada que lo acompañe para tener más posibilidades de llegar a sus objetivos.
En el Uruguay, aún no ha llegado esa moda pero algún hombre de empresa ha pretendido proponer ese modelo. Todo indica que eso quedará en una aventura y que la cultura cívica de nuestro pueblo seguirá enhiesta, acompañando a aquellos candidatos en los que confía para darles el timón, pero siempre con el respaldo de partidos políticos fuertes y organizados teniendo, sin embargo, en el debe, el apresuramiento de creer que puede resolver el balotaje en la primera vuelta electoral.
Las razones de ese proceder pueden ser muchas pero creo que el motivo principal nace de la falta de conocimiento del verdadero alcance del instrumento del balotaje y eso es lo que nos debe preocupar. Es una muestra más, entre tantas, de nuestro retroceso educativo, de nuestro retroceso en cuanto a no darle importancia a las formas; es la consecuencia del mujiquismo que adoptó la sociedad al asumir que el hablar mal y vestirse peor es símbolo de austeridad. Y también es la consecuencia del vazquismo, responsable de que navegue el país entre lo que cree que se debe hacer para avanzar y el no querer quedar mal con su fuerza política, al punto tal de promover proyectos demagógicos e irresponsables, como el que propuso para solucionar el tema de la seguridad social. Es ese mismo vazquismo que en el momento de la mayor crisis económica que conoció el país en su historia, profesaba un discurso de comprensión, mientras empujaba a la nación hacia el precipicio al no votar su fuerza política ninguna de las medidas que el gobierno necesitaba para salir adelante.
Como es sabido, el año 2017 nos dejó muchos temas sobre los que podríamos escribir ríos de tinta y en todos ellos fueron quedando al desnudo las mentiras e incompetencias de nuestros gobernantes de turno, pero también nos deja encendida una luz de esperanza al visualizarse una movilización del Partido Colorado en todos los espacios. El primero y principal es el que ha ocupado durante todo el año el Dr. Julio María Sanguinetti, cada vez más claro, cada vez más necesario para el país. Y también, sin ubicarlos a ninguno sobre otro, la movilización de muchos sectores buscando tener la oportunidad de revitalizar al Partido. Hoy es la hora de apoyar a cada uno de los hombres y mujeres que se suman a esa movilización. Llegará el momento de decidir por uno de ellos, pero hoy los invito a darle fuerza a todos, con ese espíritu inquebrantable que fue el que permitió que el Partido Colorado fuera el responsable de ser el principal constructor de esta República .
El país necesita un Partido Colorado abierto, unido pero sin unanimidades. Los invito a caminar en ese sendero. Solo así podremos tenerlos como parte de la historia y ya no como el presente a quienes nos han embarcado en este tren sin rumbo cierto.
Feliz Año 2018. ¡Arriba corazones! |
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