Correo de los Viernes - Imprimir Noticia
Imprimir

Largada deslucida

Por Consuelo Pérez

Fue noticia que el pasado nueve de octubre Michelle Suárez se convirtiera en la primera mujer transexual en asumir una banca en el Senado, pero resulta que a la fecha enfrenta ante la Justicia dos causas: una civil y otra penal.

No desconocerá el amable lector que el tema de la asunción de la legisladora ha provocado un sinnúmero de reacciones de todo tipo, y ha invadido las redes sociales, por los aspectos coyunturales y de facilista acepción que supone la persona involucrada.

Para los que abogamos por la equidad –quien suscribe es cofundadora de la Comisión de Equidad y Género de la Junta Departamental– es un logro constatar que los derechos de los ciudadanos –y ciudadanas (sic)– son considerados en todas las áreas del quehacer democrático, y la mencionada asunción es quizás el ejemplo más contundente.

Mencionaremos que durante años, Suárez adquirió protagonismo como activista en causas de derechos humanos como abogada asociada a la ONG Ovejas Negras, que brinda apoyo a integrantes del colectivo LGBT.

Asumió como suplente del legislador de la 1001, Marcos Carámbula.

Es al menos sugestivo que el Partido Comunista, que a lo largo de la historia efectivizó de diversas maneras la discordancia con su doctrina antidemocrática, cobije a alguien que seguramente hubiese sido perseguido, de acuerdo a su doctrina. Pero eso es perdonable, o entendible, si analizamos a los “comunistas” uruguayos.

El hecho es que Michelle pasó a ser comunista, pues ahí tenía un lugar. Era aceptada.

Fue la forma de llegar a donde llegó, entre vítores, críticas, y la cobertura de la prensa, y con el aderezo de los aspectos “mundanos” que fueron delicia en las redes sociales, y en los medios de comunicación.

Todo lo superfluo apuntaba a quedar en el olvido, cuando surge la noticia, divulgada por un programa de televisión, que la senadora fue denunciada ante la Justicia, justamente por su actuación como abogada, su permanente carta de presentación.

Uno de los casos presentados en el programa televisivo está, por ejemplo, al mismo tiempo en la órbita de la Justicia penal y de la Suprema Corte de Justicia.

Suárez aparecía representando a ambas partes de un litigio, según consta en el expediente judicial al que accedió “El Observador”, en un juicio por patria potestad, donde además habría falsificado firmas.

Aún Suárez no fue citada a declarar por la causa penal, pero sí fue convocada como testigo en el proceso de revisión en la Corte.

Para las dos causas –la civil y la penal– será concluyente la pericia caligráfica, que permitirá saber si en realidad hubo o no falsificación de las firmas, aspecto que se le atribuye por uno de los denunciantes, que no reconoce haber firmado el documento que lo perjudica.

Quizá la actitud insólita de defender a los dos querellantes a la vez en un juicio, se corresponda con el ideario comunista - “naide es más que naide” - que funciona en forma desconocida para nosotros los republicanos, y que ha infectado nuestra convivencia en sociedad.

Sea como sea, al antidemocrático Partido Comunista, integrante del “democrático” Frente Amplio, se la metió una piedra en el zapato de su discurso.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.