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El rostro del fascismo
 Los reflejos policíacos de la izquierda ante las opiniones que le disgustan, volvieron a quedar expuestos. Esta vez, contra la escritora Mercedes Vigil.
Un grupo de frentistas recoge firmas para quitarle el título de “Ciudadana Ilustre” que oportunamente le adjudicó la Junta Departamental de Montevideo a la escritora Mercedes Vigil. Lo hacen a raíz del juicio adverso que la escritora formuló sobre Daniel Viglietti, músico recientemente fallecido y que, notoriamente, fue un militante de la causa extrema del marxismo, elogiosa para los regímenes de Cuba y Venezuela.
Se podrá concordar o no con el juicio de Mercedes Vigil, pero iniciar un “escrache” digital y formular una ridícula pretensión de quitar una distinción que ya se otorgó y, por lo tanto, consumó sus efectos, es una actitud típicamente totalitaria. Es lo que ha ocurrido en Cuba a lo largo de medio siglo, con ejemplos clamorosos de persecución a intelectuales. Los casos más resonantes fueron el del brillante novelista Guillermo Cabrera Infante y el poeta Heberto Padilla, sometido a un humillante proceso de estricta raíz estalinista. Tan humillante como todas las persecuciones a homosexuales en la época de la “gran construcción revolucionaria”.
A nadie puede extrañar, entonces, que el fascismo de izquierda se lance contra una escritora por el pecado de haber cuestionado a un cantante que puso su arte al servicio de una doctrina totalitaria. Para peor, Mercedes Vigil no solo no es frentista sino que además tiene éxito editorial y eso no se perdona en esos vastos círculos de intelectualoides frustrados, que posan de sabios aunque nadie los lea. Por lo menos, el gurú máximo, Eduardo Galeano, poco antes de morir revisó su literatura de milicia y asumió los errores que había cometido.
Como se advierte, ese espíritu intolerante, ese fascismo (o comunismo, da igual) sentido desde la médula, sigue nutriendo a un vasto sector de la llamada izquierda nacional. Hay que decirlo con todas las letras para que se entienda que la democracia uruguaya tiene allí a enemigos de verdad. |
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