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¡¡Vasta!!

Por Consuelo Pérez

El Tribunal de Apelaciones de Trabajo ha ratificado una condena por la que se obliga a la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), a pagarle una abultada suma a una funcionaria que trabajó en régimen de Comisión de Apoyo en un CTI del organismo público.

En ese juicio, ante la apelación presentada por los abogados de ASSE, la Justicia no ha considerado la misma por contener “faltas garrafales de ortografía”.

Pudo saberse que en las once páginas del texto se hallaron más de 100 faltas, entre ellas: “quizo, estubiera, extructura, desarroyo, espresa, digimos”, entre otras.

"El escrito de apelación presentado en autos resulta absolutamente inentendible, plagado de faltas de ortografía garrafales, errores de sintaxis, de tecleo, excesivo uso de abreviaciones con incoherencias absolutas, con un lenguaje inapropiado", indica la resolución del Tribunal publicada por el matutino El Observador.

Los cuatro jueces del Tribunal se mostraron molestos con la situación, y consideraron que el abogado no se ajustó “a la dignidad y respeto que merece la Justicia”, presentando este escrito en la forma que lo hizo, y condenaron a la Comisión de Apoyo a pagarle $ 342.074 a la funcionaria.

El recurso de apelación fue preparado por el abogado Pablo Andrada, pero también recibió el aval del jefe de Jurídica del organismo, Eduardo Decia.

Desde la propia administración de ASSE se justifica la situación argumentando que el juicio se hubiese perdido igual, aunque el escrito hubiese sido correcto, aspecto que nos sumerge en otra problemática de incumplimientos y violaciones a la Ley, casi cotidiana en ASSE en los últimos tiempos, mucho peor que escribir con faltas.

Hemos tenido acceso a la lectura del escrito, y ciertamente parece un borrador no corregido, y firmado sin detenerse a hacerlo, redactado por una persona con limitaciones lingüísticas varias, lo que habla de una serie de irresponsabilidades claras, pues se presentó así.

Es realmente vergonzoso en cualquier ámbito, y particularmente en el que se ha constatado. Pero convengamos en que el hecho de escribir mal en todos sus aspectos, es una práctica que se ha tornado habitual, y que mucha gente insólitamente, además, defiende.

Es así que vemos en las redes, en comentarios en los medios de difusión, y a veces en la propia TV, un sinnúmero de faltas, errores y horrores gramaticales.

Y también constatamos el enojo despectivo de muchos, si osamos advertirles con relación a su falta.

Hemos escuchado afirmar que en la escuela no se corrigen las faltas de ortografía, argumentando razones que francamente, por pueriles, hemos olvidado.

Es cierto que no todos escribimos sin faltas, pero hay formas de hacerlo. Ante la duda, consultar un diccionario era habitual en tiempos pasados, hoy el autocorrector, por ejemplo, se hará cargo.
El asunto es que realmente nos importe expresarnos correctamente, y ahí radica la cuestión: a mucha gente, en todos los estratos de la sociedad, no les importa.

Y esta triste realidad es parte de un proceso de degradación que se acentúa en los últimos años en forma exponencial.

Si definimos la Cultura como el conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social y a una época, podemos decir con tristeza que la modalidad de escribir de cualquier manera, se ha incorporado tristemente a nuestra cultura, manifestándose la actitud en gran parte de la población.

Y que la Educación, instrumento de la Cultura, no revierte la situación, por ahora.

El menosprecio por la formación académica y profesional y la especialización, manifestado como mensaje en forma constante por Mujica desde la presidencia, y ahora por su compañera, ha calado hondo en la degradación cultural, y fue bien recibido por muchos. Claro, es más fácil así.

En la medida de nuestras posibilidades, seguiremos trabajando para revertir esta triste situación.

Que como dice el título, es tan vasta, que le decimos basta.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.