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Los “cincuentones”, el fondo y el oportunismo

El planteo de los llamados “cincuentones” se ha prestado para todo. Basta oír a algunos de los reclamantes o a los inefables comentarios del PIT CNT, para encontrarse con un mundo surrealista, que de a poco comienza a desnudar la realidad debajo del sueño.

Para empezar, todos los que han calculado concluyen que quien se jubile a los 65 años, va a tener una jubilación igual —o muy parecida— por uno u otro sistema. Lo que no es sorpresivo porque en su momento así se dijo y explicó (ya que la tendencia era llevar la jubilación a esa edad).

Los compañeros del PIT CNT dicen que en los hechos el promedio de la edad jubilatoria es de 64 años, de modo que no hay ninguna revolución en marcha. Si esto es así, ¿entonces por qué tanto problema?

Con todo, para superar eventuales perjuicios, el proyecto del diputado colorado Conrado Rodríguez (PC – EA) les propone a los interesados algo de toda lógica: elijan el sistema el día en que se vayan a jubilar. Hagan en ese momento el cálculo y decidan por el mejor. Ello les evita el riesgo que hoy mismo están corriendo muchos aspirantes que, obnubilados por el griterío, se van a presentar hoy y no siempre saldrán beneficiados. (ver cuadro comparativo que se publica en esta edición).

La gran diferencia (y aquí está el inesperado interés del Ministerio de Economía) es que obligándolos a optar en un lapso corto (un año, dos años, aún no se sabe) se hace efectiva la transferencia al BPS de lo que aportó el trabajador a la AFAP. En una palabra, el gobierno se va a encontrar con una millonada con la cual tapar en algo un déficit que ya están mirando las calificadoras de riesgo, o bien comenzar a pagar las reformas del ferrocarril que les ha exigido UPM y para las que no han dispuesto un peso en la Rendición de Cuentas. Aparece ahí, inequívocamente, un interés financiero del gobierno, desesperado como está Astori por mantener un equilibrio que se le agujerea por todos lados.

El martes, el Presidente anunció que el dinero se verterá en un fideicomiso. Vamos camino a hacer la patria del fideicomiso, porque la fórmula sirve para todo. Parecería que se opta por enjugar déficit, porque este dinero se registra como una “entrada” al Estado. Ya veremos cómo es su salida.

La propuesta del diputado batllista le da realmente libertad al trabajador que se jubila, no lo obliga a nada previamente y tampoco le impone a las AFAP un pago masivo ahora. Éstas irán devolviendo aportes en la medida que vayan apareciendo los solicitantes de jubilación que opten por pasar totalmente al BPS. Que es lo que no le conviene a un Ministerio de Economía desesperado porque los números cierren.

En el ruido distorsivo del debate se habla de las AFAP como si todas fueran privadas. Especialmente los dirigentes sindicales despotrican contra los “privados”, cuando la AFAP República es más que todas las otras sumadas. Del mismo modo que se soslaya el tema de que la reforma jubilatoria salvó al sistema de la catástrofe hacia la que se dirigía, catástrofe que —paso a paso— viene rearmando el Frente Amplio con la famosa ley de flexibilación y las masivas entradas de jubilados al sistema. Han vuelto las declaraciones por testigos, o sea, el premio a la informalidad (que hoy ya no tendría sentido cuando hay historia laboral), pero todo es clientelismo político. Antes era costureras, ahora son presuntos discapacitados. Una vez que se salvó al Estado, de a poco lo venimos arrimando, de nuevo, al precipicio. Es una tristeza.
Correo de los Viernes.
Publicación Oficial de la Secretaría de Prensa del Foro Batllista.